El presidente perdió la llave en relación con EU

Rubén Cortés.

La pérdida de mayoría en la Cámara de Diputados empieza a pesar en el Palacio en la relación con Estados Unidos: la Casa Blanca se pudo salir de la esquina en la que estaba acorralada, sin abrir la baraja más que al tema de que México le persiga migrantes.

En su encuentro del martes, la vicepresidenta de Estados Unidos pidió al presidente mexicano que deje “hacer su trabajo” sin obstáculos a las ONG y la prensa, y que Washington está muy “preocupado por la corrupción y la impunidad” en el país.

Esta repentina ampliación de la baraja responde al hecho de que para Estados Unidos no era lo mismo energizar los reclamos a un presidente con mayoría absoluta del Congreso ganada limpiamente en las urnas, que todo lo contrario, como ocurre desde el domingo.

Desde 2019, la llave de la relación bilateral la tuvo el gobierno mexicano, gracias a la oportuna aparición de las caravanas de migrantes centroamericanos que amenazaban con provocar una crisis humanitaria y de seguridad nacional en Estados Unidos.

El mandatario mexicano consiguió entonces un entendimiento con Donald Trump para, según el propio expresidente, mediante el cual México ponía el muro, mientras la Casa Blanca se abstendría de interesarse en la deriva castrochavista mexicana.

Joe Biden mantuvo el acuerdo, porque al arranque de su mandato también se registró la oportuna aparición de caravanas de migrantes centroamericanos, pero ahora con una complicación extra: iban cientos de menores de edad sin familia.

Pero no sólo mantuvo el entendido: concretó un acuerdo con el presidente mexicano para que dislocara más soldados en sus fronteras. ¿Cuántos serían entonces, si con Trump llegaron a ser más de 10 mil en la línea sur y más de 10 mil en la norte?

Sin embargo, ya la agenda se abrió y Biden aumentó en un 10 por ciento los recursos que otorga a Estados Unidos a organizaciones civiles que el presidente mexicano considera aquí que quieren descarrillar su gobierno publicando estudios en revistas.

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) es señalada por el Jefe del Ejecutivo mexicano como interventora en asuntos internos del país, porque es la que reparte los recursos a las ONGs.

Tan animado está Biden desde el domingo, que hasta se permitió un desquite: para el asunto mexicano, encargó también a la USAID los temas de cambio climático, emigración, instituciones democráticas, autoritarismo y corrupción. Toda una dedicatoria, pues.

Aunque USAID trabaja en México desde los años 70 luchando contra la tuberculosis y apoyando el uso de anticonceptivos, el cuidado del medioambiente, el combare a la corrupción y la impunidad…

Sólo qua ahora tendrá mucha más chamba aquí.

Porque la baraja se abrió. 

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