AMLO quiere un país de miserables y de imbéciles

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

El Nerón de Palacio Nacional ha vuelto a exhibir su verdadera naturaleza; su naturaleza como un ser rencoroso, malogrado, perverso, megalómano y psicópata. Su autolatría no soporta la crítica ni la frustración y, ante los aciagos resultados electorales del pasado 06 de junio, Andrés Manuel López Obrador lleva una semana entera destilando odio y resentimiento con especial ahínco.

El viernes 11 de junio, López Obrador de plano no se aguantó la amargura y se mostró tal cual es, para enviarnos un mensaje claro y preciso: Andrés Manuel López Obrador quiere un país de miserables y de imbéciles.

El Pedro Páramo de Macuspana esperaba arrasar en las elecciones, convencido de que sus programas limosneros iban a ser suficientes para allegarse la voluntad de millones de pobres. AMLO estaba seguro de la efectividad de sus mecanismos para comprar votos, porque, finalmente, siempre ha sabido que no hay mejor forma de comprar votos que usar clientelarmente el presupuesto público.

López Obrador es un patán político: mientras predica “honestidad electoral”, se vale de las necesidades de los pobres para ganar elecciones. Dinero público a cambio de votos. Lo peor de todo, para él, es que las matemáticas electorales nos demuestran que muchos pobres beneficiarios de sus programas limosneros votaron por la oposición.

Y si muchos pobres le fallaron, qué decir de los clasemedieros. Lo que López Obrador ha dicho al respecto no tiene desperdicio, porque sus palabras resumen su profunda inquina frente a la clase media, sólo porque ésta aspira a mejorar sus condiciones materiales de vida, a superarse académicamente, a estar mejor informada y a ejercer la crítica.

Desde su falso voto de pobreza y su fingida cercanía a los “jodidos”, López Obrador reprueba a la clase media por su “actitud aspiracionista”, por querer “salir adelante a toda costa”, por “ser egoísta” y por dejarse manipular por la “prensa conservadora”.

El barbaján que habita Palacio Nacional no puede concebir la idea de que el egoísmo puede ser positivo y de que muchos clasemedieros buscan salir adelante pero no pisoteando a los demás, sino trabajando con los demás. Su dogmatismo y su reduccionismo resultan enfadosos, además de que demuestran su pésima formación intelectual y su peligroso fanatismo comunistoide.

En conclusión, Andrés Manuel López Obrador quiere un país lleno de miserables y de imbéciles; un país en donde millones de pedigüeños vivan agradeciéndole sin cesar su voluntad dadivosa de tirano filantrópico, y en donde la gente no acceda al conocimiento superior y menos aún ejerza la crítica al gobierno en turno.

¡AMLO quiere, pues, un país de zombies agradecidos en espera de sus migajas!

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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.

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