Raúl Flores Martínez.

Es una realidad que el gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se está resquebrajando poco a poco ante el manejo que se tiene del país y sobre todo de los trapitos que les han estado sacando a los funcionarios del nuevo régimen anticorrupción.

La primera cabeza que rodó ayer, fue la de la ahora ex secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval a quien no le perdonaron que su hermano Pablo Amílcar, se pasará las órdenes del Ejecutivo Federal para que no manchara el camino de Félix Salgado Macedonio en la lucha por la gubernatura de Guerrero.

Ahora Irma Eréndira Sandoval, se quedó sin empleo, pero protegida por la cuarta transformación, debido a que no tendrá ninguna investigación por el momento, sobre sus bienes que no presentó en su declaración patrimonial que, con salario de una investigadora universitaria, nunca se pudieron haber comprado.

En estos casos, uno debe de preguntar ¿No son los mismos de antes? Por qué se protege a funcionarios o ex funcionarios que a través de sus puestos han ganado dinero a manos llenas para comprarse casa, autos que no se podrían adquirir con sueldos modestos.

Aclaro, que esto no significa que no se puedan hacer ahorros y pagar algunas cosas en abonos, como lo hace la mayoría de mexicanos para poder tener sus autos, casas, etc. Lo que es de extrañarse, es que son residencias valuadas en millones de pesos, seis para ser exactos que fueron compradas en un periodo de nueve años con salarios de profesores universitarios.

Algo que también se ha puesto en tela de juicio, es el famoso “investigador”, “periodista”, “filósofo”, etc de John Ackerman, esposo de Irma Eréndira, quien ante la duda de sus títulos universitarios, reservó toda su información académica y personal por cinco años, bajo pretexto de ser de seguridad nacional.

Algo que hasta el momento ha puesto en duda la credibilidad de uno de los mayores aplaudidores y lamebotas del actual régimen morenista, algo que ha puesto en duda este matrimonio enriquecido por el gobierno del cambio, ese gobierno de primero los pobres.

Hasta donde llegara el cinismo del Presidente Andrés Manuel López Obrador que en sus diarias y aburridas clases de historia contadas a su manera y fuera de todo contexto histórico, pregona una y otra vez una lucha contra la corrupción de otros regímenes, sin ver que sus propios funcionarios están cortados con la misma tijera.

Cambios viene en el gran gabinete morenista, como el de la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero que sale de la dependencia para dejarle su lugar a Zoé Robledo, que le dejara su lugar a la estrella Hugo López-Gatell en el Seguro Social, esos cambios estratégicos que lo único que demuestra es que el gobierno que tenemos, se está resquebrajando desde su interior, y nadie hará nada por salvarlo.

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