La Consulta Popular: del rotundo fracaso a la bravata presidencial

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Son devastadores los efectos de la Cuarta “Transtornación” Mental en todas las áreas, desde la económica hasta la psicológica. Por ello, no nos extraña que el Nerón de Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador, considere que la Consulta Popular del pasado 1° de agosto ha sido “un éxito”. Así también piensan todos sus cortesanos y monaguillos e incluso Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE).

El daño cerebral de todos estos personajes salta a la vista porque la Consulta Popular fue un estrepitoso y rotundo fracaso. Las cosas como son. Y esto no sólo porque la pregunta realizada estaba cargada de mucho barroquismo y desmedida estupidez, sino porque apenas participó el 7% del electorado. ¡Un fracaso!

Se supone que esta clase de ejercicios electorales son para estimular la “democracia participativa”, la “democracia directa”, es decir, la democracia sin intermediarios políticos. Se supone que los ciudadanos se pronuncian masiva y directamente ante un tema de interés público. ¿Y qué creen? Pues que la participación no fue masiva y que el tema de la consulta no resultó ser de interés público. ¡Un pinche fracaso, pues!

Quien no vea la Consulta Popular del 1° de agosto como un fracaso es porque está igual de loco que López Obrador. ¡Un fracaso y ya!

La primera consulta popular del México contemporáneo nos hizo desperdiciar mucho dinero y mucho tiempo. Pero ya sabemos que la “austeridad republicana” no resulta aplicable cuando se trata de alimentar la megalomanía del Nerón de pelo cano y de mente fanatizada.

Y si queremos ver el otro lado de la Luna, podemos decir que el 93% del electorado se pronunció en contra de la consulta idiota del 1° de agosto. Apliquemos el criterio de votación inversa y el criterio de participación pasiva: el 93% del electorado desaprobó el ejercicio mismo; y el 93% del electorado le hizo el vacío al Presidente y a su grotesca consulta. Conclusión: el 93% del electorado reprobó la consulta misma.

¡Por ningún lado esto puede considerarse un “éxito”! ¡Por favor!

Y, por si fuera poco, el Nerón de Palacio Nacional no sólo cree que su bodrio electorero fue un “éxito”, sino que aprovechó su objetiva y contundente derrota para aventarles bravatas a sus opositores, y hasta los retó a unirse de nuevo en su contra, tal como lo hicieron en las pasadas elecciones. ¿La nueva cita? El revocatorio del 2022.

Por lo visto, Andrés Manuel López Obrador está convencido de que su poder de dispensar limosnas y de estimular el resentimiento social le granjeará un electorado copioso el próximo año. Está por verse. Lo cierto es que las bestias heridas son más agresivas.

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