México sin prioridades. El Decreto que atenta contra la vida de los niños

Jorge Miguel Ramírez Pérez

Jorge Miguel Ramírez Pérez.

Vivir con base en las presiones es pésimo, pero se convierte en una forma de existir que se asume porque en vez de elegir lo bueno o en su caso, lo mejor, evadimos o retardamos decidir y entonces somos cautivos de otras fuerzas que nos obligan a lo que se considera urgente, no a lo que es importante. Es un drama cotidiano para cualquiera y expresa un desgaste de energía que no se recupera.

Lo mismo sucede en lo social y político cuando es habitual tragarse una ocurrencia presidencial sin analizar las consecuencias, sus costos y la forma unilateral de abordar un problema, como es el tema del regreso a clases.

Sin más, López Obrador ordena poner en riesgo la vida de nuestros hijos porque no tiene otra manera de pensar, que la que otros asuman un riesgo mayor y acaten sus decretos como si su palabra tuviera el peso de garantizar la salud de los menores y no fuera notorio que desde que inició la pandemia, no ha parado de decir tonterías y frivolidades, equivocaciones con altos costos para la salud de los mexicanos.

Así que, con una orden herodiana sin sustento científico, sin consideraciones de salud, sin demostrar que los contagios se reducen, lo que por cierto es exactamente al revés, ayer declaraba el líder de maestros de Sinaloa, que este mes van 500 maestros fallecidos en la entidad.

¡Los de la vacuna Cansino la que les destinaron a los mentores de una sola vacunación, dicen que se necesita una aplicación doble!

Hay una franca racionalidad del gobierno, esperando que los pobladores y sus hijos sean simples zombis que no tienen voluntad de elegir, “llueva, truene o relampaguee”, se alisten a asistir a clases, en escuelas que ya no son las que funcionaban antes de la pandemia, muchas saqueadas de las cosas útiles, o sencillamente vandalizadas, sin un plan previo que se los dejan a los estatales porque el dinero de los fondos de educación y de desastres simplemente ya no existe, todo se destinó para comprar las flacas conciencias electorales de la masa amorfa, la misma que se va a llevar un chasco más de su ídolo de pacotilla.

Pero el asunto el mal gobierno y sus lacayos gobiernos locales es más profundo, porque lo llevan a discusión como muchos asuntos, sin referencias racionales. A preguntar o a parodiar consultando si se debe asistir a clases, solo eso falta; argumentando las necesidades del futuro de las nuevas generaciones y hasta un líder de esos de las cuentas sindicales sin transparencia, que afirmó que se debe honrar el derecho a la educación de lo que habla la Constitución, ahora sí, cuando conviene la traen a colación.

Y sin referentes aceptables, como comento, al aire, en las nubes o en una abstracción, se pondera el derecho a la educación, algo verdaderamente importante pero inferior en prioridades al derecho a la vida en primer lugar e inmediatamente seguido de otra prioridad mayor a la de la educación: el derecho a la salud.

Lo vital va encima de las ocurrencias que decretó el gobierno.

En ese sentido lo importante en primer lugar es que no muera un solo niño por causa de la pandemia. En segundo lugar de importancia, es que el gobierno que hace y deshace en el sector salud, provea las vacunas, y los mecanismos para aplicarlas a todos los niños para que un solo niño de México, no padezca no solo la muerte sino la traumante experiencia de ser entubado en condiciones de instalaciones y de suministros precarios, como se sabe.

Porque no hay que olvidar que llevan casi tres años convirtiendo un desgarriate el sistema de salud pública y obstaculizando la privada, con el pretexto de que cinco empresas controlaban el mercado de medicinas aduciendo una corrupción hasta ahora no demostrada.

Repito, violentándolas prioridades que son salvar vidas no destruir las cadenas de suministro de medicinas, como un afán de venganza personal, sin que a los magnates del ramo los hayan tocado.

El circo, señores no es prioridad.

Así que por favor ciudadano mexicano no te dejes engañar en medio de las presiones.

Esto es muy fácil para decidir: ¿quieres que tu hijo corra el riesgo de contagiarse fatalmente, aunque pierda un ciclo escolar?

Porque al gobierno no le importas; como no les ha importado que se mueran los enfermos de cáncer y otras enfermedades; ellos son revolucionarios, los revolucionarios no respetan las vidas, ni tampoco los ciclos escolares, ¿o no Claudia Sheibaum y Batres y otros hoy funcionarios de la cuarta opresión, eran de los comités de huelga de la UNAM que con cualquier pretexto dejaban sin clases a miles de estudiantes?

Chécalo no tienen prioridades, o mejor dicho si las tienen: las destructivas, las caóticas y las de ver morir niños para así, mendigar vacunas en Estados Unidos para no gastar y seguir repartiendo dinero con fines puramente electorales como sucedió el 6 de enero y en la inútil consulta de la nada. ¿Me equivoco?

Pero tampoco tenemos prioridades colectivas, no entendemos que es una responsabilidad común tener un listado ordenado de lo que se necesita vitalmente y a partir de ello resolver un compromiso unificado en lo posible, en el que los dirigentes presenten claramente las metas, sus obstáculos y avances.

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