La credibilidad de López Gatell

Alejandro Rodríguez Cortés

Alejandro Rodríguez Cortés*.

Ómicron llegó a México y la variante de Covid desnudó nuevamente la falta de credibilidad del “responsable” de la batalla antiviral. Al contrario: si Hugo López Gatell minimiza el hecho hay que alarmarse y mucho.

Debo subrayar mi deseo de que el merolico tenga razón esta vez. Querer lo contrario podría hacerme ver como agorero malintencionado del desastre. Pero ni lo soy ni, aunque la nueva cepa no pasara a mayores, se redimirá la maltrecha imagen del “doctor muerte”.

¿Por qué la incredulidad?

Porque el todavía subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha mentido reiterada y descaradamente una y otra vez desde que emergió, hace ya casi dos años, en el escenario mediático nacional.

No sé si Gatell sea más adicto al micrófono y a los reflectores que a su veleidosa genuflexión que todo lo acomoda en torno al discurso y a los intereses políticos de su jefe, el presidente de la República. En todo caso, ambas adicciones han sido ominosamente complementarias y severamente dañinas para su responsabilidad primaria: la gestión pandémica mexicana, una de las peores del mundo.

Recuerdo cuando dijo, y muchos le creímos, que el virus Sars-Cov 2 era menos dañino y letal que el de la influenza AH1N1, que en 2009 hizo que lo despidieran del equipo de salud pública del gobierno de Felipe Calderón por notoriamente incompetente.

Pero ya en 2020 llegó la fatalidad negada y el doctorcito sugirió que sólo morirían unos cuantos miles de mexicanos, mientras veíamos por redes sociales imágenes y cifras al alza de contagios, hospitalizaciones y muertes. Pasaron valiosas semanas antes de tomar medidas que mitigaran la peste, mientras Andrés Manuel López Obrador invitaba a abrazarnos y el epidemiólogo balín tímidamente sonreía como alumno regañado en su pupitre cuando su maestro le recordaba desde la tarima presidencial que él le había dicho que la pandemia terminaría pronto.

“El presidente tiene fuerza moral y no de contagio”, se atrevió a decir ante cuestionamientos reporteriles de que el “Quédate en Casa” no aplicaba para el mandatario, de gira permanente por todo el país.

Y luego, la ya clásica premonición de que en México un escenario catastrófico arrojaría 60 mil defunciones por Covid, frontera que se rebasó exponencialmente en unos cuantos meses. Hoy, esa absurda premonición gateliana representa casi el 10 por ciento de los decesos en nuestra Nación por causa de la pandemia.

Hugo López Gatell fue el payaso de un circo de conferencias vespertinas diarias en las que ejecutó complicadas y contorsionistas maromas argumentativas y sofismas numéricos y estadísticos. Cuando fue demasiado el vodevil de curvas aplanadas, la carpa fue cancelada por orden presidencial.

Es el mismo doctor que se quita el cubrebocas cuando está junto al presidente, el mismo que argumentó que el accesorio “sirve para lo que sirve y no sirve para lo que lamentablemente no sirve”. Es el mismo y ruin personaje que sugirió que los padres de niños con cáncer sin medicamentos disponibles respondían a intereses políticos contrarios a la mal llamada Cuarta Transformación; el mismo sujeto que a coro con Andrés Manuel López Obrador culpan a los medios de “amarillistas” por alertar contra Ómicron.

Ya en las últimas horas, Gatell aseguró que el gobierno federal ha desplegado desde hace días una estrategia de contención sanitaria que no se ve por ningún lado, salvo jergas en el aeropuerto, y calló como momia antes de la concentración masiva del 1 de diciembre en el Zócalo.

En un programa de televisión donde participo, creamos la sección “gatelazos” para reproducir declaraciones inverosímiles, chuscas y hasta escandalosas. Espero que a ese legado se sume el juicio histórico, político o hasta criminal en contra de Hugo López Gatell.

 

 

*Periodista, comunicador y publirrelacionista

@AlexRdgz

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