Carlos J. Pérez García

Carlos J. Pérez García.

No nos equivoquemos: Estos no son malvados ni comunistas. No enaltezcamos con esas palabras lo que viene a ser más bien estupidez y ambición de “hacer historia…” que produce un gran dolor humano.

Esta historia es profusa y no ofrece razones superiores, aunque cada lado dice tenerlas y, de hecho, muchos coincidimos con el más débil: Ucrania. Pero, bueno, Rusia nunca va a permitir que se adhiera a la Unión Europea o la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Se vuelve así una disputa entre Estados Unidos y la Federación Rusa, en territorio ucraniano.

La Rus de Kiev (siglos IX al XIII) se convirtió en el Estado más poderoso de Europa hasta que los mongoles la destruyeron. Luego como Rutenia se unió a Lituania y llegó a ser la Ucrania cosaca, que se extingue con el Zarato moscovita o imperio ruso en 1772. Discriminan la cultura y tratan de desaparecer el idioma ucraniano, para reducir su territorio en la URSS (1922 a 1991) y aplicar “limpiezas étnicas”.

Emerge la tendencia a europeizarse hacia una economía de mercado y un Estado democrático, con altibajos las últimas décadas… hasta la difícil coyuntura actual. La estratégica península de Crimea va y viene, en tanto que los gasoductos tienen gran importancia y en algunas zonas del país la mayoría habla ruso.

Hace muchos años, oigan, fue casi un mes el que pasé en un pueblo con mar… precisamente a orillas del Mar Negro, en el puerto de Varna, Bulgaria, al suroeste de Ucrania y Crimea. Me resultaban muy extraños el alfabeto, la comida y las costumbres con marcada influencia de lo ruso, y apenas podía ayudarme con señas.

La gente era buena, sencilla y hospitalaria, con mujeres menos bellas que las de Rusia y Ucrania, aunque las búlgaras sentían que elevaban su atractivo con un crecido vello en las axilas. El poderoso vodka era casi regalado, mientras que mi güisqui importado costaba una fortuna… había local, con las consabidas crudas sin beber tanto, pero igual contábamos con un renovador yogurt disuelto en agua helada.

En cuanto al mar, no era negro salvo en la noche y no recuerdo haberme metido más allá de las rodillas. Muchos barcos pasaban, sobre todo rusos, al tiempo que la conferencia de geopolítica transcurrió muy bien; si acaso a la prensa comunista le llamó la atención que hablara yo de que “no es fácil dormir con un elefante”, pues les recordaba el peso abrumador de su coloso del norte (aún existía la Unión Soviética).

Por su ubicación, su entorno político y su tierra tan productiva, Ucrania ha sufrido a lo largo de siglos demasiadas vicisitudes y hoy enfrenta una prueba decisiva con la invasión rusa que se temía hace tiempo. La cosa es que mueren inocentes por las ambiciones de nostálgicos que, además, rechazan que Europa seduzca a un país que está entre oriente y occidente, entre Europa y Asia, entre el frío norte y el agua cálida hacia el Mediterráneo.

Esperemos, eso sí, que no se rebase la guerra económica (de impactos y sanciones), ni que participen más países en los combates. Veremos.

* SIGUE ACÁ EL NAUFRAGIO del discurso lopezobradorista de la honestidad y la austeridad, pero su autor se resiste a reconocerlo y ahora se lleva entre las patas a quienes lo apoyan en sus mentiras y simulaciones. Resulta penoso, por decir lo menos, aunque muchos de su fe aún tratan de mantenerse firmes junto a los líderes que a futuro serán vistos como cómplices.

No, no creo que logre anular al INE, y la democracia que lo trajo en 2008 se lo va a llevar en 2024. Coincido en que su capacidad como candidato de oposición no le servirá a la opción morenista, y tenderá a prevalecer su incapacidad como gobernante de pocos logros y tantos errores. Lancen a quien lancen, no vendría a ser la candidatura del cambio, sino de la continuidad.

Los años que vienen habrán de pesar más las desgracias económicas con una lenta recuperación a partir de insuficientes apoyos fiscales y la debilidad anterior a la pandemia. No hemos vuelto a los niveles previos del PIB y se observa un daño estructural por la quiebra de micro, pequeñas y medianas empresas, lo cual se confirma en las comparaciones entre países.

La oposición partidista es casi inexistente… excepto para cometer errores y mostrar inconsistencias, sin figuras visibles que pudieran cohesionarla en torno a una candidatura única. Al paso actual, a su vez, si llega al final de su sexenio López Obrador lo hará en muy mal estado general, aunque pudiera conservar cierta atracción populista.

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