Ucrania: guerra y (des)orden mundial

Por. Ah-Muán Iruegas

Como un zarpazo en el Año del Tigre, ha llegado una nueva época en las relaciones internacionales del mundo. La importancia de la invasión de Ucrania, se debe en buena medida a que inaugura una nueva etapa de la historia mundial.

Lo anterior, dado que los efectos de la guerra no se circunscriben al territorio ucraniano, ni solamente a Europa, sino potencialmente al sistema internacional vigente cuando inició la invasión de Ucrania, hace unas semanas. Por ello, el sistema internacional de la “Posguerra Fría”, que comenzó con la caída del comunismo a partir de 1989, todo indica que esta finalizando en 2022.

La invasión rusa cuestiona la expansión de la OTAN y la prevalencia de Occidente en Europa, luego de la caída del comunismo. Y como esa prevalencia fue elemento principal del periodo mencionado, es decir de la Posguerra Fría, un cuestionamiento tan fehaciente como una invasión ilegal en Europa, demuestra que este continente no opera en un ambiente de concierto ni consenso, ni son suficientes el liderazgo o dominio de Occidente o sus amenazas, para garantizar la estabilidad del orden europeo en materia de seguridad.

Sin embargo, aun es demasiado pronto para saber con exactitud hacia donde se dirige el nuevo orden. Pero es probable que estemos presenciando “en tiempo real” una mutación del orden internacional.

Mientras se define la estructura del nuevo orden, lo cual puede tomar años, creo que -a partir de la guerra de Ucrania- el sistema internacional entrará en una etapa de incertidumbre y desorden.

Todo esto afecta la seguridad de Europa, pero también el sistema económico internacional, la seguridad nuclear (por posibles accidentes en las instalaciones nucleares civiles ucranianas), el número de refugiados europeos y la tragedia humanitaria en general, con ataques a la población civil ucraniana y otras calamidades. Además de que el gobierno ruso nos recuerda de modo insistente que ellos son una potencia nuclear, lo que constituye una velada amenaza.

En unas cuantas semanas, están ocurriendo hechos cada vez mas increíbles. Varios gobernantes ya se han referido con parquedad y con total seriedad a una nueva y posible guerra mundial.

Basta solo este nuevo ambiente de amenazas nucleares propio de la guerra fría, para darnos cuenta de que estamos ante un cambio de época.

Por todo lo anterior, es claro que en las ultimas semanas ha terminado la “Pax de la Posguerra Fría”, pues el principal perdedor de la guerra fría “original”, es decir los rusos, han venido a retar a Ucrania, a la OTAN y al derecho internacional, con una invasión impensable hace un par de años.

La invasión a Ucrania, por otra parte, estorba el funcionamiento de la economía mundial, pues genera al menos: a) obstáculos al comercio, b) clima adverso a la inversión, c) modificaciones en los precios del mercado energético (sobre todo petróleo y gas); así como de los precios de los alimentos. Esto aumenta sensiblemente los costos de transporte de las mercancías, además de que provoca desabasto y otros problemas locales y regionales. Por ello, la invasión rusa puede terminar haciendo colisión no solo con Ucrania, sino con Europa y Occidente en general. Y acaso también con China.

La invasión de Ucrania afecta a China de modo indirecto, pues enturbia las aguas del comercio mundial y por tanto el libre comercio de las mercaderías chinas. Además de que pone a prueba la cercanía Rusia-China, pues este ultimo país no está en posibilidad de soportar una disrupción prolongada de la economía mundial, sin sufrir pérdidas crecientes a sus intereses económicos.

Así, China tiene en principio interés en que amainen las aguas a mediano plazo en Ucrania. Si en un principio Xi Jinping pareció otorgar su beneplácito a la invasión, cuando Putin le fue a visitar, ahora China no muestra su proverbial paciencia, sino comienza a mostrar reservas, acaso porque la invasión rusa no fue la “guerra relámpago” que se suponía iba a ser. No obstante, los Estados Unidos quieren una respuesta más clara de China contra la invasión, pero los chinos pudieran preferir mediar en el conflicto –y no necesariamente pronunciarse sobre él–.

China es uno de los principales beneficiarios de la globalización, porque ésta le ha generado jugosos dividendos. Por lo anterior, cualquier trastorno al comercio o al funcionamiento del sistema económico en lo general “No está en el interés chino de largo plazo”.

Aunque por lo visto, China en principio va a tolerar invasiones, si éstas son cortas y no trastornan demasiado la economía internacional. Pensando, quizá, en Taiwan…

La estrategia rusa por su parte, parece estar orientada, como se dijo, a detener la expansión de la OTAN cerca de sus fronteras, asunto que los académicos llevan analizando por décadas. Análisis que, desafortunadamente, no tuvo mayor efecto. Y el señor Putin determinó que no era posible conseguir sus fines a través de medios pacíficos; luego de lo cual, procedió a invadir Ucrania.

Las tesis realistas de las relaciones internacionales, sostienen que la guerra y la violencia son parte consustancial del sistema internacional. No obstante, creo que puede argumentarse que, si una guerra como la de Ucrania obstruye el funcionamiento del sistema, esa guerra no puede ser considerada parte de dicho sistema, sino que es una especie de obstáculo, anomia o anormalidad sistémica. Por ende, el sistema no facilitara la subsistencia de dicha anormalidad. Esa puede ser, en teoría, una forma en que a largo o mediano plazo amaine o se detenga la invasión de Ucrania.

Además, si las consecuencias económicas de esta guerra distorsionan de modo permanente la producción y la libre circulación de mercancías y capitales a nivel global, o reorientan el comercio hacia el proteccionismo o hacia una economía de guerra, puede estar en ciernes incluso un nuevo sistema económico.

Pero eso es en teoría y a largo plazo. Hoy lo que ocurre es una invasión abusiva y artera.

Rusia sin embargo, no tiene la capacidad por si misma para imponer un orden mundial a largo plazo por vías económicas, debido a que es muy menor en el plano económico mundial. Esto le impide modificar el sistema de producción globalizado –quizá ningún país puede hacerlo por sí mismo.

Pero lo que si puede hacer Rusia es modificar el sistema desde los terrenos que domina: el área militar.

Rusia es importante en términos militares, pues tiene tecnología militar y bombas nucleares al por mayor. Por ello, a Rusia si le conviene que se defina el poderío mundial en términos militares.

De ahí el peligro ruso. Rusia sabe que en términos económicos jamás alcanzará a China ni a Estados Unidos –y tal vez tampoco a Japón y otros. Pero sabe que en términos militares puede obtener mucho, sobre todo con la amenaza o uso de la fuerza. Ambas cuestiones están prohibidas hoy en día, pero el modo más rápido para los rusos de acrecentar su poderío, es “saltarse” las reglas o las prohibiciones y proceder con la fuerza bruta.

En los cálculos de Putin, a Rusia le conviene la guerra. Y eso es precisamente lo que están haciendo. Aunque con ello generen el mayor desorden mundial visto en las ultimas décadas.

 

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