Raúl Flores Martínez.
El caso de la joven Debanhi, es solo otro más que se da en México, un caso de omisión, falta de profesionalismo y de valemadrismo de algunas autoridades para emprender la búsqueda de las mujeres que son reportadas como desaparecidas.
Semanas antes fue la muerte de María Fernanda en Apodaca, Nuevo León, dos desapariciones que tienen el final trágico de la muerte y el dolor que trae consigo en la familia y amigos. En estás dos desapariciones, tuvieron una importancia destacable las redes sociales que obligaron a las autoridades a ponerse a trabajar.
Sin embargo, ¿cuántas Marías Fernandas y Debanhis hay en México?
Cuántas familias y amigos tendrán que hacer ruido en la red, tendrán que volverse investigadoras para que las autoridades volteen, sobre todo se den cuenta que, en el primer llamado de una desaparición, deben ponerse a trabajar para evitar las muertes de estás mujeres que desgraciadamente se vienen acumulando en las malditas estadísticas de los gobiernos estatales y Federal.
Cuántas más, cuántas más tendrán que perder la vida para que por primera vez, las autoridades, diputados, senadores y todos los que se pelean por cosas vanas, como “los traidores del pueblo”, se pongan a trabajar para frenar el fenómeno de la desaparición de mujeres, los homicidios y feminicidios.
Al escribir estás líneas, me inunda el coraje al recordar los dos casos, en el de la joven María Fernanda, tuve contacto con su tío y hermana, quienes en su momento pidieron el apoyo periodístico para difundir las fotos de Maryfer, algo que obligo, si obligó a las autoridades a trabajar.
Han pasado las semanas y la muerte de María Fernanda, se olvidó; desgraciadamente la desaparición de Debanhi, la superó, les aseguró sin ser ave de mal augurio que lo mismo pasará con está joven que perdió la vida con un golpe en la cabeza.
Nadie sabe qué es lo que pasó con la joven, ni las propias autoridades. Lo único que se sabe y por años, es que día con día aumenta la cifra de féminas desaparecidas y muertas, cifras que lo único que hacen es llegar carpetas de investigación que van al archivo.
Hay algo que se tiene que hacer en este extraño fenómeno de muerte a las mujeres, los tres niveles de gobierno deben de ponerse a trabajar, las colectivas deben ser tomadas en cuenta para crear grupos especiales para la búsqueda de mujeres dotadas de herramientas, tecnología y recursos.
Cuántas líneas más se tendrán que escribir para dar a conocer la muerte de otra mujer, cuántas más deben de perder la vida ante la ceguera y cerrazón de las autoridades.
