De acuerdo con avances de su investigación presentada durante el Seminario Institucional “Repetición de grandes temblores: importancia de sismogramas históricos”, en esa entidad académica, el también profesor visitante de las universidades de Roma, París, Wisconsin, Nevada y Bergen se preguntó:
¿Se repiten esos grandes temblores de la historia? Y respondió: “Solo se pueden considerar de esta manera si la localización y la geometría de los sismos son iguales, y si las formas de las ondas son similares. Esto ayuda a saber cuál es el estado de acoplamiento de fricción sobre la interface (de las placas)”.
El especialista en el comportamiento repetitivo de la actividad sísmica en la denominada zona de subducción mexicana (Pacífico) explicó que Oaxaca es un lugar ideal para estudiarlos, “por tres motivos: porque las fuentes de sus movimientos telúricos son muy simples en general, porque si fueran complejas sería muy complicado esperar repeticiones; son característicos porque tienen casi la misma magnitud; es decir registran poca variación”.
Asimismo, porque el periodo de ocurrencia de sus grandes temblores es relativamente corto, de tal manera que tenemos posibilidad, a partir de los registros (de los últimos 100 años), de verificar cuándo se presentan estas repeticiones (de tres a cinco décadas).
Krishna Singh, científico originario de Azamgarh, India, apuntó que los segmentos de las fallas en la zona tienden a generar fenómenos de la misma magnitud. Ese estado tiene una estadística de temblores peculiar.
En 1928, explicó, ocurrieron en la capital oaxaqueña cuatro: 22 de marzo, 17 de junio, 4 de agosto y 9 de octubre. Según los sismogramas analizados, son semejantes a los presentados con otro suscitado en 1965 y el más reciente en 2020.
“Las amplitudes son reales, las magnitudes son muy cercanas, sí son repeticiones, muy probablemente a este nivel de magnitud (arriba de siete)”. Es una situación insólita: de 1928 a 1965 fueron 37 años; y de 1965 a 2020, 55 años de distancia, precisó.
En cuanto a Acapulco, Guerrero, el también especialista en el campo de la ingeniería sísmica y mitigación de riesgos, analizó el movimiento ocurrido el 8 de septiembre de 2021 y el del 11 de mayo de 1962.
“Al mirar sus características es probable que el más reciente sea la repetición del anterior, con 59 años de diferencia. No hablo de la brecha sísmica de Guerrero, ni la parte noreste y sureste”, aclaró.
Con base en los sismogramas, en el caso de Oaxaca son tres eventos, similares, y se trata de una observación casi única. “No he visto en otro sitio este tipo de fenómenos, que no quiere decir que no hayan ocurrido durante el periodo de registro”, subrayó.
El también integrante del Sistema Nacional de Investigadores nivel III, comentó que el hecho de que se repitan de manera idéntica, significa que las regiones y las propiedades de fricción (de las placas tectónicas) se mantienen durante varios siglos de temblores.
“¿Por qué Acapulco y Oaxaca? Porque no se han reportado otros lugares; sus temblores son simples y compactos, y eso favorece repeticiones y temblores característicos, que es una cosa tan clara que se ve en pocos lugares, y el periodo de frecuencia es relativamente corto (un siglo)”, refirió.