Carlos J. Pérez García

Carlos J. Pérez García.

Si ustedes consideran que, gracias a Dios y nuestra buena suerte, todo va a ir como queremos y de tal forma no tiene sentido ser pesimista o, aún menos, catastrofista. Pero quizá no sea suficiente el optimismo o pensar en positivo para que las cosas funcionen a nuestro favor, pues casi siempre se necesita algo más. Y, eso sí, en una gran crisis es probable que a los ricos les siga yendo bien en su país o en otro.

Junto con el mal gobierno, fíjense, tanto la sed como el hambre son nutrientes de la inseguridad en distintas naciones. Cuando ésta ya se presenta, puede agravarse y acarrear otros problemas políticos e internacionales.

Me queda claro que, en diversos países, el populismo autoritario ha venido avanzado en términos electorales a partir de su eficaz contenido demagógico para las masas empobrecidas y de menor escolaridad (algunos las llaman ignorantes), así como —en casos específicos— de sus ligas con grupos del crimen organizado. Varios de estos gobiernos han seguido generando esperanzas por un tiempo, aunque jamás se ha confirmado su éxito sostenido (saldos finales de resultados positivos).

Hay quienes dicen que la economía “(neo)liberal” está fracasando desde antes de la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania, pero eso nomás no es cierto y este modelo nunca va a ser sustituido por la popularidad de unos cuantos líderes populistas tan dadivosos en palabras y dinero para que los pobres subsistan.

El orden, los mercados y la globalización no van a desaparecer… aun con medidas temporales de emergencia en sectores importantes como el energético y el alimentario. La competencia tiende a ser clave y la Economía básica se ve menospreciada porque no siempre se entiende, lo cual resulta más grave en países liberales que tienen un elevado comercio exterior e incluso trascendentes tratados de libre comercio.

Las adversidades no vienen solas ni las podemos detener hincados y rezando, por desgracia. Tampoco son sólo cosa de mala suerte y debemos evadirlas con reacciones acertadas y tal vez arreglos internacionales. Las hambrunas, digamos, hay que evitarlas con previsiones y un buen manejo de la economía, o después con fondos, reservas y medidas especiales que reciban más prioridad que ciertos proyectos. Por su parte, el desabasto de agua se tiene que eludir o corregir de manera similar.

Las estrategias tortuosas no van a transformar ningún país. Ni con engaños y ataques o distracciones, y aún menos con políticas simplistas y erróneas que producen los efectos contrarios en áreas como Economía o Seguridad.

No es cuestión de amor y odio, o de simpatías y repudios hacia un político iluminado en cualquier país. Eso habrá que entenderlo bien, pues están de por medio leyes e instituciones, al igual que principios económicos que resultan esenciales en el crecimiento del PIB, la inversión privada, la creación de empleos, la reducción de la pobreza, el control de la corrupción, la distribución del ingreso… Miren, el desempeño de la economía es crucial para alcanzar los objetivos sociales.

En fin, si se consideran puntos como los anteriores, nos podremos defender mucho mejor de las pestes que brotan fuera del país, las sequías del cambio climático, las inundaciones o desastres “naturales”, los terremotos devastadores, los accidentes graves o los impactos inflacionarios y de desabasto con inicios internacionales. Confiemos, pues.

* EN VEZ DE CANCIONES que celebran derrotas o de citas con presagios sombríos para tantos países con populismos entrampados, incluyo hoy aquí partes del poema de la exitosa balada ‘Morning has broken’ (Cat Stevens, 1971) con mi traducción. Surge de un viejo himno cristiano que era cantado por niños en escuelas y parroquias. Nunca olvidemos lo más bello y estimulante… defendámoslo, además.

Ha amanecido, como la primera mañana (Morning has broken like the first morning); el mirlo ha cantado, como el ave original (Blackibird has spoken like the first bird); enaltezcan el canto, enaltezcan la mañana (Praise for the singing, praise for the morning); enaltezcan lo que brota fresco de la Palabra (Praise for the springing fresh from the Word).

Mía es la luz del sol, mía es la mañana (Mine is the sunlight, mine is the morning); nacida de la única luz con que el Edén se recreó (Born of the one light, Eden saw play); enaltezcan con júbilo, enaltezcan cada mañana (Praise with elation, praise every morning); recreación de Dios, del nuevo día (God’s recreation of the new day).

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