Por. Rubén Cortés
La decisión de Estado que tomó en 2003 el santón del populismo mexicano, Hugo Chávez, de premiar la lealtad y rechazar la experiencia, fue una bomba de tiempo que, en agosto pasado, provocó 825 apagones diarios en Venezuela por falta de energía.
El estilo de gobierno chavista, de premiar 90 por ciento de supuesta honestidad y 10 por ciento de capacidad profesional, sembró la semilla del desastre venezolano para quienes aún no nacían en 2003, pero que este agosto sufrieron 25 mil 603 cortes de luz.
Todo eso sucede hoy, porque en el cuarto año de gobierno, Chávez despidió en un día 18 mil gerentes, ingenieros y técnicos de PDVSA, y los suplió con activistas políticos, que sabían buscar votos en los barrios y cerrar calles en manifestaciones, pero nada de energía.
¿Resultado? La estatal petrolera dejó de funcionar y Venezuela, el país con las reservas petroleras más grandes del mundo, se queda regularmente hasta 90 días seguidos sin gasolina y vive casi sin luz eléctrica, pues los activistas nunca pudieron echar a andar PDVSA.
En México se verá, en el futuro cercano, el mismo resultado que provocó en Venezuela el huevo de serpiente que empolló Chávez con su doctrina de desprecio al conocimiento, especialmente en la educación, tras el paso de Delfina Gómez como titular de la SEP.
Al dejar el cargo para irse a ser la gobernadora del Estado de México, por decisión del presidente, el saldo de la gestión de Delfina Gómez se palpará con el paso de los años, como se palpa en Venezuela hoy, con el desastre de PDVSA y los cortes de luz.
Porque bajo su dirección, los mexicanos perdieron aprendizajes equivalentes a dos años de escolaridad, y 628 mil jóvenes dejaron de estudiar. ¿Resultado? Se les reducirán sus ingresos en un ocho por ciento anual en toda su vida laboral. Es un desastre antológico.
La mala labor de Delfina Gómez dañó a los mexicanos que están hoy entre los seis y los 17 años de edad, que, de acuerdo con mediciones del Banco Mundial, su conocimiento llegará sólo a primer año de secundaria, sin leer con fluidez ni comprender textos.
Esos niños, además, estudian hoy en 89 mil escuelas sin drenaje, 39 mil 568 sin agua potable y otras 10 mil sin electricidad, de acuerdo con el Coneval. Y, según el diario oficioso del gobierno, La Jornada, cinco millones van a escuelas con fosas sépticas y sin teléfono.
Es una ecuación sencilla: en Venezuela, hoy la luz eléctrica es un lujo, porque Chávez dejó al país en 2003 sin profesionales de la energía eléctrica; en México, los ciudadanos sólo tendrán capacidad para ser obreros de segunda…
Porque este gobierno, liquidó la SEP.