24 horas en la vida de un Plan de Paz (para Ucrania)

Por. Ah-Muán Iruegas

Como si fuese una sátira de la obra “Veinticuatro horas en la vida de una mujer”, del escritor austriaco Stefan Zweig, el plan de paz Rusia-Ucrania del gobierno mexicano ha tenido una vida aproximada de… 24 horas.

La parte ucraniana, ha desechado el proyecto.

El presidente López Obrador, en su alocución con motivo del día nacional mexicano, el pasado 16 de septiembre, dijo que proponía un Plan de Paz ruso-ucranio. En el “gran plan” gubernamental obradorista participarían el Papa Francisco, el Secretario General de la ONU y el Primer Ministro de la India, Narendra Modi.

Sin embargo, el señor Mijaylo Podolyak, asesor del Jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky, cuestionó el plan del gobierno mexicano. Con ello, una de las partes del conflicto ha rechazado el proyecto obradorista. Por lo cual, podemos afirmar que el plan del gobierno mexicano tuvo exactamente un día de vida.

Las palabras de Podolyak son prácticamente el acta de defunción del plan mexicano. El asesor del presidente ucraniano, dijo de modo elíptico que el plan mexicano es un modo de mantener la ocupación rusa en Ucrania, pues afirmó que si el plan mexicano “busca mantener a millones de personas bajo ocupación”, en clara referencia a la ocupación rusa, entonces el plan obradorista “es un plan de Rusia”.

Además, Podolyak insinuó en un mensaje de Twitter, que ahora forma parte de la historia de la diplomacia nacional, que el plan es un modo de aumentar el número de “entierros masivos”, en otra clara alusión a las diversas fosas comunes que ha reportado haber descubierto el gobierno de Ucrania en territorios que ha recuperado.

Con semejantes afirmaciones, el plan mexicano es descalificado, repito, sólo un día después de haber sido emitido por el presidente mexicano. Pues tales afirmaciones hacen imposible siquiera hablar de una propuesta que, según Ucrania, tiene ese tipo de fúnebres consecuencias.

También afirmó el asesor ucraniano que el plan mexicano es una forma de dar tiempo a los rusos para reorganizar sus fuerzas antes de una futura ofensiva. Lo cual es el último clavo que el ucraniano tuvo para el plan mexicano.

En la nueva “diplomacia del Twitter”, cuyos efectos se consolidan día con día, se necesita un sólo mensaje para dar a conocer la postura del gobierno. No es una postura oficial, desde luego, pues no la emitió el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, ni su canciller ni el presidente Zelensky.

Pero no es necesario que se trate de un mensaje oficial, para surtir efectos mortíferos para el plan mexicano. Mientras no sea descalificado por el presidente Zelensky o su gobierno, el mensaje del asesor es la principal opinión ucraniana que se ha emitido hasta el momento, sobre el plan del presidente López Obrador.

Que nada de esto tiene futuro, se corrobora aun más con la respuesta del propio presidente mexicano a la postura ucraniana de rechazo a su plan.

En lo que constituye un afianzamiento de la diplomacia tuitera, AMLO respondió de modo oblicuo a las afirmaciones de los ucranianos. Dijo en un mensaje en redes sociales, que repetía su propuesta, dado que algunos no la conocen y otros la desechan por sectarismo o intereses de élite, en clara referencia al asesor ucraniano multicitado.

Con lo cual, el plan mexicano ha sido cuestionado por una de las partes en conflicto, incluso antes de que fuera presentado en la Asamblea General de la ONU. Y el presidente mexicano “cuestionó al cuestionador” ucraniano. Lo cual convierte a la propuesta mexicana, en algo “bastante cuestionable”.

Así, carece de sentido para el gobierno mexicano, presentar en la ONU un plan que ha fallecido… antes de nacer.

Desde el principio, el plan sonaba un tanto contradictorio. Pues en su discurso del 16 de septiembre, AMLO arremetió contra las grandes potencias, la OTAN y la ONU. Pero si de inicio se descalifica a la ONU, ¿cómo puede ser que se le invite a mediar en el confito?

Adicionalmente, el plan mexicano fue un discurso sustituto del amenazante intento obradorista de presentar el día nacional de México un discurso de defensa de la industria eléctrica mexicana y de la política energética nacional.

En lugar de un tenso discurso contra los Estados Unidos y su intervencionismo en la política energética mexicana, AMLO prácticamente se sacó de la manga una propuesta de paz, en la cual también se buscaban dedicar los cinco años propuestos para resolver problemas de la humanidad entera, pues afirmó nuestro presidente que proponía dedicar los consabidos cinco años ya mencionados a “enfrentar los grandes problemas económicos y sociales que aquejan y atormentan a los países del mundo”.

Si tan sólo la propuesta mexicana hubiera quedado en esta última frase, dicha propuesta habría pasado tal vez sin gloria, pero también sin pena.

Sin la pena al menos, de haber sido rechazada en sólo 24 horas, por la parte ucraniana.

Todo ello ocurrió por una incomprensión por la parte mexicana, del papel que México juega en el mundo. De tanto en tanto se dan propuestas estrambóticas por parte de los presidentes mexicanos.

En algún momento, México ha hecho llamados a la resolución del conflicto árabe-israelita, sin considerar siquiera que dicho conflicto es uno de los problemas más intratables de la escena mundial durante muchas décadas, si no es que siglos. Y que nuestro país no tiene la capacidad política internacional para impulsar ninguna solución creíble al conflicto en esa región.

Algo similar ocurrió con López Obrador. No consideró que Ucrania está totalmente fuera del área de influencia mexicana (que es esencialmente Centroamérica y hasta cierto punto, América Latina). Y que nuestro país carece de la capacidad de convocatoria y de influencia política internacional suficiente para mediar entre dos países en guerra, en una zona totalmente ajena a la nuestra como Rusia y Ucrania.

Además, desde luego, que la propuesta mexicana no fue consensuada con las partes, antes de ser anunciada. Que no fue consensuada se comprueba, fácilmente, por el hecho de que fue rechazada de inmediato por Ucrania, antes incluso de que fuera presentada en la ONU.

Por otro lado, la Asamblea General de la ONU es un órgano esencialmente deliberativo y no ejecutivo como el Consejo de Seguridad. Lo cual no parece haber sido considerado.

Dudo que la propuesta mexicana haya salido de la cancillería nacional, pues las propuestas de la SRE tienden a ser más sofisticadas. Si fue una propuesta avalada por Relaciones Exteriores, eso sólo indicaría que la política exterior mexicana no está recibiendo asesoría de diplomáticos profesionales mexicanos, que en general no comenten errores tan elementales.

Puede ser que el plan mexicano haya sido ideado por algún redactor de discursos presidenciales en Palacio Nacional. A tal escribano se le pudo hacer muy fácil hablar de la paz mundial e involucrar a los países en guerra Rusia y Ucrania. Pero el tiro le salió por la culata y el plan mexicano esta en términos prácticos, difunto.

Lo mejor que podría hacer el gobierno mexicano es olvidar pronto el asunto y dejarse de necedades.

Al menos, si dejan el asunto “por la paz”, no harán un segundo ridículo, ahora en la Asamblea General de la ONU. Después del ridículo que ya sufrieron por Twitter.

Es mejor no exponerse a un rechazo en plena ONU del proyecto mexicano. Pero este consejo, como tantos buenos consejos, probablemente no será escuchado por el gobierno mexicano. Y se estrellará por segunda ocasión la propuesta del gobierno azteca en la ONU.

 

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