Pedro Castillo trató de disolver poderes para intentar convocar nuevas elecciones y esperar un Congreso más amistoso con su gobierno, pero no contó con que el ejército y varios funcionarios de su gobierno no apoyarían la decisión y su jugada no saldría. En donde sí encontró apoyo, al igual que Cristina Fernández de Kirchner, fue en el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
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