Raúl Flores Martínez.
La detención de Antonio Oseguera Cervantes en la zona metropolitana de Guadalajara, le dará unos puntos extras al gobierno de Estados Unidos, quienes solicitaron su extradición con la finalidad de obtener la información necesaria para iniciar su desarticulación en algunos estados de la Unión Americana.
Sin embargo, en México la situación es distinta; esta organización criminal que lo decimos sin empacho, creció, expandió y fortaleció en este sexenio, no podrá ser tocado ni con el pétalo de una rosa por el actual gobierno.
No es desconocido para nadie que cada sexenio tuvo su grupo criminal, no preferido, pero sí apoyado, algo que, en esta cuarta transformación, no tuvo excepción.
La expansión del CJNG, fue gracias a las alianzas que hizo con dos casi extintos cárteles de la droga, La Familia Michoacana y el Cártel del Golfo que, con ellos, se han expandido a estados que en su momento eran dominados por Los Zetas o Cártel del Pacífico.
Debemos destacar que la Familia Michoacana, se vio favorecida por el CJNG, quienes utilizaron al grupo criminal que estableció su centro de operaciones en Michoacán, Estado de México, Guerrero, en la zona conocida como la Tierra Caliente.
En el caso del Cártel del Golfo, su expansión y poco a poco apoderamiento de Tamaulipas, no tiene límites con la finalidad de apoderarse de la franja fronteriza; algo que hizo también con el llamado Cartel de Tijuana, que desde hace más de un año lleva el nombre de Nuevo Cártel de Tijuana.
Así la importancia de la detención de Antonio Oseguera Cervantes, hermano del “Mencho”, líder fundador del cártel más fuerte y sanguinario de México, una detención con la que iniciara el resquebrajamiento de la estructura financiera de esta organización criminal.
