Por. Ah-Muán Iruegas
El lamentable accidente del Metro capitalino del pasado sábado, hace de la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum un espectáculo circense.
Para conservar la candidatura, Doña Claudia, sin ninguna habilidad extraordinaria mostrada hasta hoy, debe intentar una serie de maromas, invento de culpables y otras tretas que, todo lo indica, no tiene la capacidad para realizar.
Por ello, el resultado más lógico es en principio, sólo en principio, que Claudia Sheinbum perderá, no la Presidencia de la República, sino la candidatura presidencial de Morena. Para Morena, digan lo que digan sus paleros, Claudia es hoy un estorbo.
Es tan inconcebible que haya habido dos (repito: DOS) grandes accidentes en el Metro de la Ciudad de México (además de otros incidentes e incendios de menor tamaño) durante el “gobierno” de Claudia Sheinbum, que resulta incluso ridícula la idea de que el obradorismo pretenda impulsarla como candidata presidencial y a su grupo de incompetentes.
Porque Claudia no llegó sola a hacer tonterías en la CDMX. Trajo a sus pajecillos como Martí Batres, que ni quiso ni hizo nada para terminar con el monopolio sindical del Metro. El joven Lajous inicia y terminara su insignificante carrera política bañado en la sangre de cientos de heridos. Y un largo etcétera que no termina con la señora Florencia Serranía, otra protodelincuente de la actual administración capitallina, protegida y acaso cómplice de Sheinbaum.
Todos los mencionados pueden acabar en la cárcel. Por omisión o comisión, no sólo sus carreras políticas están en peligro, sino que serán, hasta el día de su muerte, un apetitoso platillo para los políticos de todas las oposiciones, que pueden ofrecer su cabeza como eslogan electoral de campaña.
Los políticos siempre entran a su nauseabundo oficio con dos asuntos cada día: golpear o ser golpeados. El grupo de Sheinbaum va a ser apaleado diariamente a partir del día del accidente. Mucho me temo que la golpiza que viene contra ellos, durará hasta las próximas elecciones. Son un manjar para el grupo de fieras que componen a la clase política mexicana. Y a esas fieras, Sheinbaum no las logrará domar en los días que le restan como “Jefa” de Gobierno.
El grupo de Sheinbaum necesita desesperadamente alguien a quien culpar. Pero la más fácil de golpear, para el morenismo, es la propia Claudia.
Sería un espectáculo muy entretenido ver cómo el oficialismo “suelta lastre” y deja que Claudia se hunda. Es decir, que se hunda sola, pues no podrán dejar que se lleve Sheinbaum a la 4T, hasta el fondo de los mares en su naufragio.
A pesar de sus “principios”, sus “ideales” y su risible aire de superioridad moral, lo que más interesa al obradorismo es el poder. Bien saben que en cuanto dejen el poder vendrán las acusaciones por todos los robos que comete día a día el actual gobierno federal y capitalino,
Pero los morenistas no tienen el talento de los priistas para el delito. Conozco familias enteras de priistas que se mudaron de los barrios más humildes a vivir en lujosos departamentos, a partir de puestos insignificantes. Eso mismo hacen los morenistas, pero no pueden delinquir sin que los descubran en un par de meses.
Para conservar el poder, es más fácil para el obradorismo cambiar de “pantaletas” y mandar a Claudia a “la banca”. Pero lo más productivo para ellos mismos, sería que esa banca estuviera situada en una prisión.
El problema es que AMLO nunca ha mostrado capacidad para rectificar sus numerosas equivocaciones. Comenzando, desde luego, por su tonta idea de “abrazos y no balazos”.
Por ello, no es seguro que Claudia pierda la candidatura presidencial morenista. Pero lo que si perderá, casi sin remedio, será la Presidencia de la República, en caso de ser candidata.
Morena tiene perdida de antemano las elecciones, al menos en la CDMX. La gran pregunta es si el fracaso de Morena se trasladará a todo el país. Eso nadie lo sabe con seguridad, aunque es muy probable, habida cuenta de que las televisoras y los medios no afines al Mesías Tropical, aprovecharán este momento como una “temporada de Paco Stanley”, para armar una serie de ataques sin fin a la pseudoizquierda (militarista, para más señas), que conforma el obradorismo.
Queda para la especulación saber si Marcelo Ebrard, Adán Augusto, Monreal y otros aprovecharán el momento para hacer añicos a Claudia, o si dejarán que AMLO trate él sólo de salvar a su preferida.
Lo que es un hecho, es que Claudia se está hundiendo día con día –y no con lentitud- para regocijo de los otros competidores que apenas disimulan su sonrisa.
