Shakira: victimismo a la venta (hay que facturar)

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Comenzó el año con mucha agitación en las redes sociales y en la farándula. La ruptura de la relación que sostenían la cantante Shakira y el futbolista Gerard Piqué ha servido para arrojar mucha comidilla, así como para reflexionar con respecto a las relaciones de pareja en nuestros tiempos conflictivos.

Al parecer, todo iba bien: tras doce años de relación, en noviembre del 2022 la pareja anunció su separación con un acuerdo sobre la custodia de sus dos hijos. Pero, a inicios de este año, llegó como bomba la canción “Pa’ tipos como tú” que destila ardor, amargura, aflicción, frustración y coraje por parte de Shakira. La canción ha roto récord de reproducciones en YouTube y ha generado, al menos, dos polos de opinión.

La cantante ha dicho que se trata de una catarsis; de una catarsis que aprovecha muy bien para tirarle mucha mierda a Piqué y a la nueva pareja de éste, la joven Clara Chía Martí.

Shakira demostró que no pudo procesar civilizadamente la ruptura. La gente sensata, equilibrada y madura es capaz de darse cuenta de que hay relaciones amorosas que se desgastan y que dejan de tener sentido. Es momento, entonces, de dar las gracias a la otra persona por el trayecto compartido y seguir el propio camino, ya sea en solitario o en compañía de otra persona.

Shakira representa a las millones de mujeres insensatas, desequilibradas e inmaduras que no pueden admitir que su pareja las deje por otra mujer, por el motivo que sea. Shakira no ha sabido perder y esta frustración la ha llevado a despreciar, en el presente, al varón que ella misma eligió, en el pasado, como pareja y como padre de sus hijos.

Asimismo, Shakira se compara con Clara Chía con el propósito de denigrarla, de sobajarla y de restarle valor. Lo peor de todo esto es que Shakira misma se denigra y menosprecia al realizar dicha comparación apelando a cosas materiales, a objetos con precio en el mercado, como relojes y automóviles. Shakira, pues, se “cosifica” y “cosifica” también a su “rival de amores”.

Finalmente, Shakira trata de sublimar su ardor profundo presentándose como una fría caja registradora dispuesta a facturar lo que sea ante la falta de amor, ante la pérdida del “macho”. Demasiado ardor hay en toda la canción, espejo ésta de la frustración que la cantante no ha sabido manejar.

Teniendo a la vista la amargura de Shakira, claro que nos genera risa el mito feminista de la “sororidad”. Las mujeres tienen más motivos para entrar en conflicto entre ellas que para mostrarse solidarias entre ellas. La evidencia empírica de todos los días nos demuestra que hay más mujeres luchando por un “macho” que mujeres luchando contra el “machismo”. Pero vivimos tiempos de severas obnubilaciones mentales, muchas de las cuales pertenecen a la mitología feminista.

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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.

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