México.-El Museo Egipcio de El Cairo resguarda una de las esculturas más importante del mundo, la estatua de Kefren.

Kefrén fue el cuarto faraón de la dinastía IV de Egipto, cuyo complejo funerario incluye una de las pirámides de Guiza, ubicada en la misma zona donde se halló la estatua.

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La relevancia de esta figura radica en varios factores; uno de ellos, por ejemplo, que está esculpida en un único bloque de roca diorita, una de las piedras más duras del mundo.

La estatua de Kefrén fue descubierta en 1860 por el francés Auguste Mariette, entonces jefe del Servicio de Antigüedades de Egipto.

El egiptólogo excavaba el complejo funerario  donde tuvieron lugar las ceremonias de purificación del faraón, antes de que fuera llevado hasta el templo donde reposarían sus restos.

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La estatua de Kefrén se encontraba en un pozo cubierto con losas de piedra, mide 1.68 metros de alto, 57 centímetros de ancho y 96 centímetros de largo.

La escultura muestra a un rey joven y atlético, vestido únicamente con un faldellín y con una barba postiza que refleja su cargo (roto). Su rostro esboza una tenue sonrisa.

“Una de las estatuas presenta un estado de conservación tal que podría pensarse que salió ayer mismo de manos del escultor”

AUGUSTE MARIETTE SOBRE LA ESTATUA DE KEFRÉN.

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Tras el faraón, la estatua de Kefrén cuenta con un halcón, representación del dios Horus; divinidad con la cual se identificaba el monarca en vida.

El ave extiende sus alas alrededor de la cabeza del monarca, brindándole su protección.

La mano derecha, sobre la rodilla, está cerrada en un puño y parece sujetar un rollo de papiro, símbolo de poder.

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El trono termina con unas patas de garras de león y sus laterales están decoradas con el símbolo del sematauy, las plantas del loto y el papiro entrelazadas.

Representación de la unión del Alto y del Bajo Egipto en la estatua de Kefrén.

En el mismo pozo fueron halladas otras 22 figuras que representaban al rey, todas ellas con un significado religioso y que debían servir como fuerza vital del difunto.

A la estatua de Kefrén también se le conoce como estatua sedente de Kefrén debido a la posición en la que se esculpió al faraón: sentado en su trono.

La escultura además fue tallada para mostrar al monarca en su tamaño natural, por lo que Kefrén pudo haber medido 1.68 metros de alto sólo cuando se encontraba sentado.