La promesa que AMLO no cumplirá

Francisco Garfias

Francisco Garfias.

 No hay que restarle méritos a Andrés Manuel López Obrador. Es el único presidente mexicano que ha abarrotado de gente el Zócalo, pero en su contra.  

 Toda la semana el autócrata torpedeó la manifestación en defensa del INE y la democracia. Anatemizó a los ciudadanos que asistieron al Zócalo. 

 Lo hizo con falsedades que saltan a la vista. Los llamó corruptos, cómplices de García Luna, rateros, integrantes del narcoestado. Pero fue un bumerán.

 Ayer presumió que él ha llenado el Zócalo 60 veces. ¿Vitacilina señor presidente? ¿Se le olvidó su promesa de que a la primera manifestación con más de 100 mil personas en su contra se iría a la Chingada (nombre de su rancho en Chiapas)?

Son preguntas, no se alboroten.

 Los organizadores de la manifestación calcularon en 500 mil los ciudadanos que estuvieron en el Zócalo para defender al INE. 

 El propio AMLO los calcula entre 80 mil y 100 mil, sin contar los que lo hicieron en más de 100 ciudades. Diez a uno a que no cumple su promesa.

 ***

 Nos adelantamos a pedirle a Claudio X.onzález, uno de los villanos favoritos de AMLO, su opinión sobre las reiteradas críticas que le hacen en la mañanera.  

“No me preocupa porque se dicen muchas cosas en la mañanera que son mentiras o son distractores”, respondió el empresario, uno de los principales opositores a la 4T.

 Hablamos con él atrás del templete que el domingo se instaló en el Zócalo, alrededor de media hora después de que terminara la manifestación.      

–Usted es cliente distinguido en las mañaneras—le recordamos.

 –Será porque quizás sea funcional al discurso del presidente. Hay que entender que viene de los populistas autoritarios latinoamericanos que cuando no saben gobernar, cuando son ineptos, corruptos, quieren destruir a las instituciones, hablan, hablan y hablan…

 Claudio X. González es uno de los convocantes y destacados manifestantes que AMLO “lampareó” en la mañanera de ayer, al estilo el viejo oeste, pero en versión siglo 21. En la pantalla del salón de Palacio Nacional proyectó sus fotografías, al estilo viejo oeste, pero en digital.  Sólo faltó el “se busca” y el monto de la recompensa.

 En la galería de los apoyadores del narco-estado colocó al ex canciller Jorge Castañeda, al historiador Enrique Krauze; al ex gobernador de Morelos, Marco Adame; a Gustavo de Hoyos, ex presidente de Coparmex.

 A los dos oradores en el evento, la periodista Beatriz Pagés y al ex ministro de la SCJN, José Ramón Cossío. También a María Amparo Casar, de Mexicanos contra la Corrupción.

 Al diputado panista Santiago Creel, al escritor Héctor Aguilar Camín, a Guadalupe Acosta y Fernando Belaunzarán, del Frente Cívico Nacional, al senador independiente Emilio Álvarez Icaza; a la activista Mariana Moguel, hija de Rosario Robles, y a una docena más.

 ***

 Esta vez nos ubicamos lejos del templete y cerca de los manifestantes.  A un costado del asta bandera que no tenía bandera. Junto a ellos cantamos el himno nacional. Vimos lágrimas, emoción y determinación en sus rostros. 

 Le preguntamos a algunos la razón por la que llegaron el domingo al Zócalo:

 Filiberto García, 71 años, un jubilado cuya ropa retrataba su condición humilde, respondió tajante: a defender al INE contra el tirano.

 Abundó: “Vine porque ya estoy mayor y porque si no lo hago yo, las generaciones que me siguen me van a reclamar en la sepultura que porqué no hice algo para defender a la democracia. 

 “La democracia nos ha costado mucho como para que un sólo individuo quiera hacerse dueño del país, como se hace en Venezuela, en Nicaragua, en Cuba. México es un país de libertades, progresista. Así queremos que siga”.   

Claudio Y. Hernández, 18 años, alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM: 

 “Vine a esta marcha, como a la de hace dos meses, porque me importa la democracia. En el 2024 voy a votar por primera vez. Como joven estoy cansado de un hombre que vive en Palacio sólo; que habla en un púlpito sólo, critica, miente y odia a la gente.”     

 Andrea Cabrera, consultora en diálogo corporativo, una agencia de comunicación y asuntos públicos: 

 “Soy mujer, mexicana y demócrata. Quiero elecciones lo más transparentes posibles. Con el Plan B perdería la confianza. No confío en una institución controlada por el gobierno”.            

 Fernando Mangino, ex preso político del 68, nueve días en celda de aislamiento en el Campo Militar Número Uno. Desde ese año no participaba en ninguna manifestación.

 Explica las razones porque la que regresó a manifestarse: “Nunca encontré algo que valiera la pena apoyar. Pero ahora lo tengo que hacer. Siento amenazada no sólo la democracia, sino al país.

 “Esta persona –dijo mirando a Palacio Nacional —, nos pone en choque a los diferentes grupos sociales. Eso es altamente peligroso. Puede desatarse una revolución, entre comillas, con miles de muertos.”

 José Luis Ortega, jubilado de 69 años:  

“Vine porque no quiero que haya alguien que vaya a perpetuarse en el poder. Ha pasado en muchos países y en todas las épocas. No queremos que pase en México”. 

Es la voz del pueblo disidente.

 Fin.

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