Carlos Arturo Baños Lemoine.
Este país, aún llamado México, se está yendo aceleradamente al abismo. Nos movemos entre fanáticos, blandengues y acomodaticios. No hay orden, no hay autoridad, no hay orientación, no hay ruta y ni siquiera hay mapa. Vivimos una guerra civil blanda.
El pasado sábado 18 de marzo, el Tirano de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador, movilizó a sus huestes limosneadas para festejar un aniversario más de la expropiación de la industria petrolera por parte del General Lázaro Cárdenas. Ya sabemos que el pobre tabasqueño acomplejado sueña con pasar a la historia como un “héroe nacional” más.
Detrás de su egomanía se halla un pobre insecto frustrado con ganas de trascender del modo que sea. Vaya, incluso ha llegado al absurdo de “nacionalizar” de nuevo el litio, porque ninguno de sus zalameros cortesanos se ha atrevido a decirle que ese mineral está nacionalizado al menos desde 1917: el artículo 27 constitucional no deja lugar a dudas.
Pero lo que más le importa a AMLO es el teatro barato del patrioterismo; un teatro al que asisten a aplaudir, de forma obligada y vigilada, sus millones de vasallos: quien quiera seguir recibiendo las limosnas gubernamentales que prodiga la Cuarta “Transtornación” Mental, debe lamerle los pies a la bestia engreída que predica las virtudes de la pobreza desde los lujos del Palacio Nacional y desde la protección que le brinda una Guardia Pretoriana vestida de verde oliva. Un caso más de populismo, pues.
La ocasión fue propicia para que algunos fanáticos de la 4T quemaran una efigie de la Ministra Presidente de la Suprema Corte de “Inmundicia” de la Nación, Norma Piña, ya que ésta no es del agrado del “Lázaro Cárdenas de Petatiux”.
Lo peor de todo, es que los mexicanos comunes y corrientes nos encontramos entre la espada y la pared, porque tan aborrecible es el fanatismo de los morenistas que quemaron la efigie de la Ministra Norma Piña, como aborrecible es el papel de la Ministra Norma Piña como propagandista y partidaria de la mitología feminista.
Con total desparpajo y cinismo, la Ministra feminazi Norma Piña sostuvo lo siguiente: “En el Poder Judicial Federal nos toca guardar silencio y escuchar a las mujeres que marchan, que gritan en las calles, que dan voz a las que callan y nos recuerdan a las que hablaron por primera vez. Las únicas voces que hoy se deben oír son las de ellas” (Comunicado de Prensa No. 079/2023 de la SCJN, del 08 de marzo de 2023).
Al parecer, la Ministra Presidente Norma Piña no ha entendido que los derechos humanos son universales, porque son normas que protegen a todas las personas en todo momento, por lo que todas las voces deben ser escuchadas y vencidas dentro de juicios imparciales. ¡Qué nos espera a los varones con esta tipa el frente de la Suprema Corte!
Entre AMLO y Norma Piña nos hallamos, mis amigos. Jodidos estamos, pues.
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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.
