Carlos Arturo Baños Lemoine.
Hace unas horas se dio a conocer la muerte de don Andrés García, actor mexicano por naturalización y todo un ícono de una época del cine nacional y de las telenovelas iberoamericanas. Tuve el gusto de conocerlo y de platicar con él en varias ocasiones. Andrés García era un hombre con encanto natural: de personalidad magnética, facilidad de palabra y trato amable con todas las personas. Siempre cordial, nada mamón, pero muy exigente, eso sí. De que se encabronaba, se encabronaba, pero siempre con justa razón.
Andrés García siempre fue, ha sido y será un personaje incómodo, más aún en nuestros tiempos, donde gracias a la “ideología de género” incluso hay gente que no sabe si es varón o es mujer. Hoy, don Andrés García ganaría de inmediato su pasaje a la “cultura de la cancelación”, simple y llanamente porque él representa, al igual que otros tantos actores de su época, el estereotipo del macho-galán testosterónico que hoy tanto molesta a las feministas y a los varoncitos castrados de las nuevas masculinidades.
Andrés García, entre otras cosas, nos recordará que la belleza es objetiva, no así los gustos. Su galanura, incluso en edad senil, nos recordará siempre los parámetros clásicos de la belleza: simetría y proporcionalidad, para empezar; y, después, tersura, suavidad y firmeza.
Andrés García pasará a la historia farandulera por ser parámetro del macho-galán iberoamericano: quién no recuerda, por ejemplo, su papel de Antonio Lombardo en la histórica telenovela Tú o nadie (1985) de la empresa Televisa, al lado de la guapísima Lucía Méndez y del también galanazo Salvador Pineda. ¡Cuántas veces no se ajustaron los horarios familiares y laborales en torno a esta telenovela! ¡Cuántas veces ha pasado esto en México!
Y, por favor, no olvidemos que, en 1983, don Andrés García protagonizó Pedro Navaja, a partir de un guion libre basado en la canción homónima del gran compositor panameño Rubén Blades. Y, carajo, ¿quién no recuerda a la guapísima Maribel Guardia como co-protagonista de esta película? Fuera de cámaras, dentro del Programa Hoy (Canal 2, Televisa), he platicado varias veces con Maribel y ella misma reconoce que esta película fue la catapulta de toda su carrera.
Recuerdo que don Andrés García me concedió un trato especial cuando se enteró de que yo era acapulqueño: “¿Sí sabes, chaparrito, que mi carrera empezó como lanchero, en tu tierra, Acapulco?”. Y así fue. El primer gran papel que tuvo don Andrés fue el de Chanoc, gracias a que cazadores de talento lo ubicaron como “lanchero mamado, guapo y sabroso” en mi tierra querida de origen: Acapulco de Juárez, Estado de Guerrero.
Podría decirles, mis amigos, muchas cosas sobre don Andrés García, porque me sobran las anécdotas, pero hoy sólo prefiero brindar por don Andrés: “¡Salud, querido lanchero acapulqueño!”.
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