La peor política exterior

Por. Ah-Muán Iruegas

El presidente López Obrador acostumbra citar una frase propia de los políticos de la era priista: “La mejor política exterior es una buena política interior”. Este mantra del priato asume ahora, con aires de suficiencia en el obradorismo, que el gobierno es capaz de ejecutar una “buena política interior”.

Pero ¿qué sucede cuando tenemos una mala política interior? De acuerdo con este dogma, la consecuencia de una mala política interior, sería sin duda “la peor política exterior”.

Muestras de mala política exterior mexicana en este sexenio, sobran. La ridícula reunión de la CELAC que tuvo lugar en México, terminó prácticamente a jitomatazos entre los distinguidos invitados, en un ejemplo de cómo no debe organizarse una reunión multilateral. Un favor pedimos a la cancillería: no hagan otra reunioncita de estas, pues la política exterior mexicana sufre con este tipo de “trabajo”. Si no hacen nada, salvo cobrar su sueldo, tal vez México termine mejor que con su “ayuda”.

Otro ejemplo. Cuando las vacunas contra Covid eran escasas, se encontró un sospechoso cargamento de vacunas en un avión detenido en el Sureste, y desde la cancillería se pidió al Ejército mexicano liberar a unos hondureños detenidos allí, que curiosamente tenían el apellido de la esposa del actual canciller: el apellido Bueso. Eso fue denunciado por la periodista Peniley Ramírez, pero no recibió una respuesta coherente de la SRE y es muy probable que sea utilizado contra la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard –junto con otras predecibles formas de ataque. Pero eso es solo una “muestra gratis” de mala actación gubernamental: aquella que incluye al delito de tráfico de influencias.

Incluso es probable que nuestro Ejército haya comenzado a “monitorear” con sus servicios de inteligencia a los funcionarios que trafiquen con influencias en perjuicio del instituto armado, incluyendo al canciller y su parentela. Si en la SRE siguen subestimando a nuestras fuerzas armadas, los militares pueden bloquear la candidatura de Ebrard, con sólo filtrar los secretitos que seguramente ya le encontró la inteligencia militar a él mismo y/o a su parentela.

Torpeza, incompetencia y corrupción las mostró Ebrard desde la construcción de la Línea 12 del Metro capitalino, pero el tipo no ha sido llamado a declarar (porque Claudia Sheinbaum aún no ha requerido noquearlo al mandarlo consignar ante un juez) y no fue a recoger ni un tornillo en la estación Los Olivos del Metro, a pesar de que él mandó construir la obra.

Un acto anti-mexicano de Ebrard fue negociar ventajas comerciales con el gobierno de Trump, a cambio de mandar patear a los migrantes centroamericanos y similares. Si pensaban que sólo EEUU “no tiene amigos, sino sólo intereses”, la cancillería mostró que puede poner a nuestro país a actuar con el mismo egoísmo que los yanquis. Y abandonar la tradición mexicana de asilo, refugio, etc.

Una reciente falla diplomática fue dar a conocer la carta que AMLO le envió a Xi Jinping, con peticiones absurdas sobre el tráfico de fentanilo. Xi mismo ni siquiera se tomó la molestia de responder por escrito, sino puso a una vocera a responder (con lo cual evidenció la importancia que tiene el gobierno mexicano en China).

Pero acaso el mejor ejemplo de que hoy hemos logrado “la peor política exterior”, sea la relación actual de México con diversos actores políticos de los Estados Unidos.

La relación México-USA es la relación más importante que tiene nuestro país en el plano internacional. Esto es así, pues tal relación es la única que puede considerarse estratégica. Y es estratégica, pues la estrategia de nuestro desarrollo nacional, depende de nuestra relación con los Estados Unidos. Sin ella, la economía mexicana se vería asfixiada.

Ejemplo de ello fue la amenaza de represalias que llevaron al peso mexicano a un tipo de cambio de 25 pesos por dólar, durante la Presidencia de Donald Trump. México ni siquiera puede plantearse seriamente la posibilidad de salirse del tratado comercial T-MEC con Estados Unidos y Canadá.

Ninguna relación de México con otro país debe considerarse estratégica, pues nuestro país puede prescindir de cualquier otra relación, sin sufrir gravemente por ello. Pero con los Estados Unidos no es así y México no puede darse el lujo de estropear nuestra relación con el vecino del Norte, sin graves consecuencias en nuestro suelo.

Pero hoy, ya varios legisladores estadounidenses, principalmente republicanos, aunque también demócratas, amenazan con considerar como terroristas a los cárteles mexicanos de la droga. Lo cual abre la posibilidad de que fuerzas armadas de los EEUU intervengan en México, con o sin permiso del gobierno mexicano.

Todo ello es clara consecuencia de una pésima política interior.

La peor política interior del sexenio, es sin duda la política de “Abrazos, no balazos” para con el crimen. Sin base alguna ni conocimientos mínimos de criminología, el señor presidente ha presentado el metafísico argumento de que no se puede combatir “el mal con el mal”, asumiendo que él mismo es, desde luego, el bien.

Es equivocado decir que al crimen solamente se le debe combatir atacando sus causas, si asumimos que las únicas causas del crimen son de tipo social y se relacionan sólo con la pobreza, marginación, etc. Esa no es la única causa de la delincuencia, ni puede decirse que ésta sea unicausal. Pues “los ricos también roban”.

Pero el obradorismo opera con estas frasecillas, que no llegan a ser argumentos serios, ni combaten al crimen, a juzgar por sus risibles “logros”.

Así, tenemos que una mala política interior mexicana, como la política de seguridad referida, genera la peor política exterior, o al menos la peor relación exterior de México en décadas con EEUU.

Ante ello, es poco lo que una Secretaría más bien débil, como lo es la de Relaciones Exteriores, puede hacer. Salvo esconder los problemas “bajo la alfombra”, como ya se los recordó un vocero del gobierno de EEUU, o tratar de lavarle la cada vez más sucia cara de nuestro gobierno en ese país, derivada de la inseguridad, crimen, narco, etc.

Pero si no hay datos reales sobre algún progreso en materia de lucha contra el crimen, a ningún diplomático mexicano, le va a funcionar mucho tiempo un argumento basado en tretas de “vendedor de alfombras”, como las de Ebrard. La prueba de ello es que, si acaso hicieron algo en la Embajada de México en Estados Unidos, ese algo no funcionó y ahora México se ve como “país-problema” en EEUU.

Y algo hay que hacer con los problemas, con los países-problema y con los gobernantes-problema. Deshacerse de ellos (no sería la primera vez). EEUU y sus fundaciones como la National Endowment for Democracy y otras organizaciones parecidas, pudieran comenzar a apoyar a opositores mexicanos –ya lo han hecho antes. Lo cual los opositores ya lo saben (y ya fueron a lloriquear en la OEA).

En la propia OEA, el jefe del INE, Lorenzo Córdova “se desayunó” a la diplomacia nacional, pues en la Misión Permanente de México ante la OEA no pudieron ni siquiera bloquear o “meterle el pie” a Córdova, que se placeó por Washington a sus anchas. Estas “ternuritas multilaterales” no supieron jugar sucio, cuando había que hacerlo.

Si sigue como va el sexenio, van a lograr que un día de estos los EEUU mande algún comando a capturar a las finas amistades de “El Chapo” o similares.

Las iniciativas para enviar fuerzas militares a México han sido presentadas por algunos legisladores que son veteranos de guerras yanquis, como la guerra de Irak (un legislador por Texas), pero han sido secundados por numerosos procuradores estatales, por funcionarios de la DEA, por el legislador Cassidy y por cada vez más periodistas, comentaristas y otros actores importantes en Washington.

El Departamento de Estado ya enlista las violaciones a Derechos Humanos de México en sus informes -como las agresiones a los periodistas y a la libertad de prensa-. Ya mencionan la intervención militar mexicana en empresas estadounidenses en el Sureste. Les están llenando el buche de piedras a los gringos. Y eso es algo que desde luego no van a poder manejar…

Si el establishment de Washington llega al consenso de que hay que “reeducar a bayonetazos” al gobierno mexicano, de nada van a servir las conferencias mañaneras, los desfiles militares ni los pretextos o alegatos. Los van a abofetear desde la capital estadounidense, si no es que mandan capturar luego a algún funcionario importante al que le sepan algún delito -como ya lo hicieron con el corrupto General Cienfuegos-.

¡Sigan jugando a la diplomacia! ¡Incompetentes! ¡Así le pueden hacer más daño a México!

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