Los aprietos diplomáticos de AMLO

Francisco Garfias

Francisco Garfias.

Hace casi 17 años, Enrique Krauze le preguntó a Andrés Manuel López Obrador si era cierto que no tenía pasaporte.  “Es extraño que me reclamen eso. El presidente Venustiano Carranza nunca cruzó la frontera”, respondió el hoy presidente de la República. (Letras Libres, junio del 2006.)

Desde entonces el tabasqueño mostraba su desinterés por lo que ocurría más allá de las fronteras.  “Su mundo era México. Y el mundo de su mundo era Tabasco”, escribió entonces el autor de “La  Presidencia Imperial.”

Ni los años, ni la presidencia de la República, lo hicieron cambiar de postura. Sigue convencido que la mejor política exterior es la buena política interior.

Esa falta de atención al ámbito internacional se ha traducido en pocos viajes al exterior.  En 2018 y 2019 no hizo gira alguna. En 2020 sólo viajó una vez para entrevistarse con Donald Trump en Washington.

En noviembre del 2021 voló a Nueva York para participar en la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU y ese mismo mes fue a Washington para reunirse con Biden y con el canadiense Justin Trudeau, en el marco de la Cumbre de Líderes de América del Norte.

En mayo del 2022  realizó una gira por Guatemala, El Salvador, Honduras,  Belice y Cuba. En Julio estuvo de nuevo en Washington con Biden. Y se acabó.

Nunca ha asistido a una reunión del G-20, el principal foro de políticas macroeconómicas, donde se codean los líderes de los países más desarollados.

Ese desconocimiento del mundo lo ha llevado a meterse en aprietos diplomáticos desde que llegó a Palacio Nacional.

El sesgo ideológico que ha distinguido a la otrora respetada diplomacia mexicana, ha resultado en un acercamiento con regímenes de corte dictatorial en el mundo, en particular en América Latina.

Llegó al extremo de condecorar al dictador cubano, Miguel Díaz Cannel, con La Orden Mexicana del Águila Azteca, y hacerlo orador estelar en la ceremonia del 16 de septiembre del 2021.

Lo desencuentros con Estados Unidos, nuestro vecino y principal socio comercial, no han faltado.

Además de boicotear la Cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles en el 2022, porque Biden no invitó a Diaz-Cannel, Ortega y Maduro; AMLO ha llamado a los paisanos en EU a no votar por los republicanos en las elecciones, porque impulsan leyes para incluir los cárteles de la droga en la lista de “terroristas”, lo que daría luz verde para combatirlos militarmente en nuestro territorio.

¿Se imagina lo que escucharíamos en México si los gringos llamaran a no votar por Morena porque no controla los cárteles de la droga?

Con España hubo pleito por hechos que sucedieron hace 500 años; con Bolivia por Evo Morales, AMLO balconeó a China con el fentanilo, tuvo groseros calificativos hacia el Parlmento Europeo por defender a periodistas mexicanos.

La última gran regada es su negativa a entregar  la presidencia de la Alianza del Pacífico a Perú con el argumento de que la actual presidenta, Dina Boluarte, es una “usurpadora”.

Eso le ganó un réplica en el mismo tono de Keiko Fujimori, hija del ex presidente peruano.  “El único usurpador es usted, que se apropia de la Alianza del Pacífico”, le dijo.

López Obrador ha utilizado las embajadas como botín para premiar a gobernadores de la oposición que se doblan, desplazando a diplomáticos de carrera.  La pobreza republicana eliminó, además, todos los fondos de promoción del país en el exterior.

“No hay nadie en este momento que esté tratando de poner los ángulos más atractivos en el exterior.  Y sí, la imagen de México está muy deteriorada”, nos dice Santiago Creel, aspirante a la candidatura presidencia de la Alianza Va por México. 

El presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados añade: “en aras de defender sus intereses de carácter ideológico, y no los intereses del país, ha enredado a México en muchos de los temas internacionales.”

 Jorge Álvarez Maynez, jefe de la bancada de MC en San Lázaro, asegura: “hay una ausencia de política exterior, derivada de la decisión de ese gobierno de abdicar de los escenarios internacionales.  

 “Eso nos va a costar en todos los órdenes: financiero, de seguridad, económico. Es un legado que nos vamos a tardar años en remontar”, vaticina.

 El senador plural, Germán Martínez, sintetiza el estado de la diplomacia mexicana. “Tenemos un tiradero a nivel internacional. Sólo somos amigos de sus filiales ideológicas”, puntualizó.

 *** 

 Siguen los ataques a la presidenta de la SCJN, Norma Piña, convertida la villana favorita de AMLO. El presidente pidió ayer al senador Alejandro Armenta, quien se dice amenazado por la ministra, que no la denuncie para no convertirla en “mártir”.

 Ese ambiente de hostilidad no ha impedido que el mexiquense Ricardo Sodi Cuéllar sea de los pocos titulares de los tribunales superiores de justicia en todo el país, que ha felicitado públicamente a la ministra por el premio “Derechos Humanos 2023” que juezas de todo mundo le otorgaron a Piña.

 FIN.

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