El arte de mentir

Marissa Rivera.

No, las cosas no van bien.
El presidente miente y con ello engaña a sus seguidores, quienes todo le aplauden.
A él, a su administración y a los suyos, les aterra la autocrítica.
Para muestra, ahí están las entrevistas a Claudia Sheinbaum y Gerardo Fernández donde una simple pregunta los sacó de quicio, los descolocó, tanto, que a ella la hizo lanzar una mentira atroz.
Dijo que durante la pandemia a nadie le faltó una cama, que pena, porque por falta de camas y de atención, muchos mexicanas y mexicanos en la capital, murieron.
Se les olvida que el periodismo es para cuestionar no para celebrar. Cierto que hay entrevistas a modo, pero esas ya sabemos que o son pagadas o son pactadas.
Porqué se enojan. ¿Acaso tienen miedo de señalar alguna de las infinitas flaquezas del gobierno que apoyan?
Nadie, nadie es perfecto y por ende comete errores, pero para ellos, todo está bien, los errores solo los ven sus adversarios.
En un momento en el que ya no había salida por la enorme corrupción en Segalmex, por fin, el presidente aceptó uno de tantos casos de corrupción durante su mandato.
Era nada menos el robo, con pruebas, más grande en décadas, pero obvio, como es su costumbre, culpó a las anteriores administraciones y a los responsables los cubrió con su manto, mientras funcionarios de segundo pelo han sido detenidos.
Desmantelar los apoyos que las administraciones pasadas daban a las mujeres, ¿tampoco fue un error? Porque no se castigó a los corruptos y se continuaron dando los apoyos con una impecable transparencia.
Justo por eso, porque otra palabra que los aterroriza es la transparencia.
La economía no puede ir bien cuando hace cuatro años la canasta básica para una familia de cuatro personas costaba 4 mil 460 pesos y hoy cuesta 8 mil 576 pesos, casi el doble.
El peso no puede ser “super peso” cuando todos los mexicanos que exportan, entre ellos, los productores agropecuarios unos de los principales motores del país han perdido millones de pesos porque el dólar pasó de 22 a 17 pesos.
Las cosas no pueden ir bien cuando las remesas que él celebra no son una política suya, sino los resultados de una falta de oportunidades y que hoy por 10 dólares que mandan, su familia recibe 7, menos los impuestos.
Las cosas no pueden ir bien cuando no hay abasto de medicamentos en el país, el sistema de salud está colapsando y las normas oficiales para bridar atención a los pacientes las quieren desaparecer.
Las cosas no pueden ir bien cuando las fuerzas armadas tienen un control extremo en diversas áreas estratégicas del país, no solo en la seguridad que les corresponde, sino en infraestructura, economía, servicios y otros.
Si, esas fuerzas armadas que nuevamente fueron señaladas por su participación en el caso de Ayotzinapa, donde desaparecieron 43 normalistas y que él no revelará.
A sus fuerzas armadas no se les toca, “haiga sido como haiga sido”.
Las cosas no pueden ir bien cuando la inseguridad en México avanza y los gobiernos estatales están coludidos.
Nada puede estar bien cuando esta administración en 56 meses de gobierno, ha rebasado a la administración anterior.
Con Peña Nieto hubo en seis años 108 mil 124 homicidios, hoy casi cinco años de gobierno, esta administración lleva 161 mil 794 homicidios.
Las cosas no pueden ir bien cuando todos los días se siembra odio y se cosecha violencia.
No, las cosas no están bien, aunque usted tenga otros datos.