Fernando Moctezuma Ojeda.
En esta ocasión, y de manera excepcional, debo contarle sobre las cosas escuché, off the record, durante el primer día de la reunión plenaria del Revolucionario Institucional, que tuvo lugar en un hotel nada ostentoso, apenas una cuadra y media del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Ante la duda que asalta a propios y extraños, sobre los ‘juegos de poder’ que ha comenzado a desarrollar el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, es prácticamente lo mismo: ¿Qué busca Alito?Y es que, en este tema hay dos vertientes que, a pesar de que algunas militancias priistas han querido separar, lo cierto es que una tiene mucho que ver con la otra. Me refiero, por supuesto, a la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, que todo hace indicar que quiere Alito para sì mismo, y otra, desde luego, es el tema de querer ‘bajar’ a Beatriz Paredes de la contienda por el Frente Amplio por Mèxico.
En cuanto al Frente Amplio, por un lado se comenta un escenario que aparentemente nadie había previsto, que es un posible ‘empate’ entre ambas contendientes, en cuanto a que una pudiera ganar la encuesta en casa, y otra la consulta de las boletas, lo que traería serios problemas al Comité Organizador.
Otro panorama es que, a pesar de Alito niega presiones, en Acción Nacional y en el Sol Azteca echaron toda la carne al asador en torno a Xóchitl Gálvez, y ya no quieren retroceder en lo que desde Avenida Coyoacán y Benjamín Franklin ven como una victoria casi asegurada.
Por otro lado, una de las manos derechas de la cúpula tricolor me comentó que, posiblemente, la maquinaria de Insurgentes Norte habría funcionado “demasiado bien”, dijo, y que las posibilidades de Beatriz Paredes gane la interna se habían elevado mucho, pero que ya en “la grande”, las elecciones de junio de 2024, sería mucho más complicado, en comparación con Galvez.
En la otra cancha tenemos también la discusión para la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Hace unos días pregunté a una diputada de la bancada tricolor, e insistió en que sería muy prematuro buscar un diagnóstico en este momento; sin embargo, otra de sus compañeras de partido me dijo “te juro por Dios que no lo sé, y yo he insistido en que no sea así”.
Por si fuera poco, le pregunté a otra persona cercana al círculo rojo del PRI: “¿Para qué quiere Alito la presidencia?”, a lo que respondió: nosotros tampoco sabemos. Quien respondió de manera distinta fue otra persona, la única, que me dijo: “¿Quién dice que la quiere?”, y remató: “al PRI nos cuestionan todo. Han dicho que Alito quería ser presidente, ¿lo fue? Han dicho que votaría a favor de la electoral, ¿la votó? No.”
Lo único que yo sé, querido lector, es que hay señales, quizás confusas, quizás distorsionadas, pero señales al fin, de que algo se cocina en la política mexicana, y a mi juicio, huele extraño, por decir lo menos.
Dice el refrán que “cuando el río suena es que agua lleva”, yo: sólo digo lo que veo, en corto.
PD: A veces un paso en falso, nos lleva al precipicio.
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