Por. Rubén Cortés
Durante el actual gobierno, México se atrasó tanto en la educación que aumentó 25 por ciento el número de estudiantes que no sabe leer un texto sencillo: ya adultos, verán disminuidos 12 por ciento sus ingresos de toda la vida. Son Datos del Banco Mundial.
O sea, los caminos para el futuro de esos jóvenes sin preparación escolar son el crimen organizado, que da dinero rápido y fácil; y la migración sin papeles a Estados Unidos, que da dinero rápido, pero a salto de mata y en condiciones casi de esclavitud.
Pero si, al final, deciden quedarse en México y ser ciudadanos correctos que se dedican a trabajar y formar una familia, su escaso aprendizaje les va a reducir sus ingresos en un ocho por ciento anual durante toda su vida laboral. Es un desastre histórico.
Es dramático el mensaje con el que concluye su más reciente estudio sobre la educación en México, el Banco Mundial:
“Si no actuamos ahora para recuperar la pérdidas del aprendizaje, toda una generación de niños y jóvenes será menos productiva en el futuro y tendrá menos oportunidades de progreso y bienestar”.
Sin embargo, lo cierto es que, en estos momentos, México no cuenta con una estrategia para recuperar el aprendizajes que perdieron sus estudiantes en este tiempo. Al contrario, este año comenzó la impartición de ideología marxista en las escuelas públicas del país.
Sady Arturo Loaiza, excolaborador del dictador Nicolás Maduro, encabeza el diseño de los libros de texto y materiales pedagógicos de la SEP. Pero, además, Loaiza tiene una empresa le vende a la SEP sartenes, ollas y mandiles. Ese es el nivel de nuestra educación.
Se entiende entonces que, durante los dos últimos años, los estudiantes mexicanos perdieron, en promedio, aprendizajes equivalentes a dos años de escolaridad, y 628 mil jóvenes dejaron de estudiar. ¿Su futuro?: mano de obra barata.
O adoctrinados o iletrados. Y son mexicanos que están hoy entre los seis y los 17 años de edad, que, de acuerdo con mediciones del Banco Mundial, su conocimiento llegará apenas al primer año de secundaria, sin leer con fluidez ni comprende textos.
Es decir, que la actual administración ha incumplido con la promesa de campaña del presidente, quien en 2018 se comprometió:
“Vamos a fortalecer la educación pública gratuita y de calidad en todos los niveles escolares, bajo la premisa de que la educación no es un privilegio es un derecho del pueblo”.
El desastre no es sólo entre los niños, pues este año el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología no gastó 130.9 millones de los ocho mil 351.4 que tenía programados para gastar, porque fueron desviados a ser usados en el Tren Maya.
Habrá varias generaciones perdidas.
