Jorge Miguel Ramírez Pérez.
López Obrador quiere impulsar una contrarreforma a las disposiciones de 1997 cuando el sistema pensionario fracasó y se convirtió en un sistema de ahorro individual de los trabajadores para que cada uno tuviera su propia cuenta. Ahora Obrador quiere regresar al viejo sistema que dominaba casi de modo unilateral el gobierno. Él ofrece mejorarlo prácticamente por arte de magia, sin demostrar la resolución de las consecuencias de que la burocracia gubernamental meta de lleno sus narices, como sucedía en el pasado con la gravedad de haber afectado los recursos de los trabajadores. Esa película ya es vieja y huele muy mal.
Lo que es claro es hacer creer que va a subir los montos de los ahorros, aparentemente metiéndo dinero del erario como si lo tuviera, para de esa manera tener el pretexto para manejar los fondos actuales que son enormes y que son ajenos al gobierno (en el 2020 eran 4 billones 709,808 millones de pesos, al cierre del 2020, de acuerdo con información de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). Lo que equivale aproximadamente al 50% del PIB, el producto interno bruto.
Muchísimo dinero, demasiado, para que con una participación del gobierno hasta hoy, después de lo acumulados por 26 años de parte de las aportaciones de los trabajadores, se quede con la decisión de este capital nunca antes en esos montos.
Las Afores, imagínese en las peores manos iriían a parar a Cuba, en Venezuela y en locuras semejantes; con promesas como cuando quitó el Seguro Popular para superar a Dinamarca en salud. Porque ya lleva cinco intentos con gastos multimillonarios tirados a la basura que han resultado un fiasco. El problema grave es que se destruiría el patrimonio de la gente, que está en más de 72 millones de cuentas individuales. Es un mega capital que se pondría en el mayor riesgo en manos tan inexpertas como derrochadoras.
Un negocio redondo de saliva. Con puro rollo mareador se queda con el ahorro más grande de la historia de México. Así como lo oye.
El esquema pensionario cambió en el pasado porque aquí y en muchos países ha sido un dolor de cabeza, los cálculos alegres de mediados del siglo pasado no resultaron como se había planeado y si a esos malos números muy idealizados, le sumamos que los gobiernos usaron los fondos pensionarios para toda suerte de supuestas inversiones que resultaron un fracaso y un manoteo de parte de los burócratas de alto rango y de arreglos con los sindicatos con factores desproporcionados; los supuestamente vigorosos fondos se evaporaron dejándo en la indefensión a los trabajadores, que se retiraban esperando una pensión suficiente para cuando las fuerzas no respondían por la edad, y que imaginaban una vida de disfrute de mucho de lo que desearon hacer y no hicieron de jóvenes.
Una ilusión lamentablemnte alentada con falsedad por las burocracias hasta la fecha.
En el mundo sobre todo donde los fondos pensionarios han tenido un mejor manejo, son insuficientes para la mayoría, por eso los viejos emigran a otros países para que les rindan las rentas que obtienen por su pensión. En México hay poblaciones: Ajijic, San Miguel Allende, Cuernavaca, Mazatlán y Puerto Peñasco, entre otras poblaciones, donde los pensionados extranjeros logran una mejoría en su calidad de vida.
Pero en nuestro país no ha sido así la regla, a los retirados la inflación y los montos exiguos les hacen difícil la vida.
Claro que hay personajes de la vida política de antes y de este gobierno que cobran carretadas de dinero porque ayudaron, me supongo a mal administrar PEMEX o CFE, Nafinsa, el Banco de México, la Suprema Corte y un sin número de dependencias del gobierno descentralizadas principalmente; y además se jubilaron a los 50 o 55 años en plenitud de vida, para hacerle al ocioso o para seguir trabajando y dejarles dinero a los hijos, en abono a la cultura de la ingratitud, ahora mas afianzada en este gobierno que le descargó de ese privilegio de ver por sus mayores a estas nuevas generaciones, que hasta le roban a los viejos para el trago.
Obrador usando de la astucia ventajosa, engaña forzando un regreso al pasado, a que la gente imagine a las pensiones como un ideal, que nunca fue, sino, repito, como una verdad solo para los más pudientes y principalmente para los que ocuparon, ocupan actualmente y ocuparán cargos políticos.
El caso de la exsecretaria de Gobernación de Obrador, Olga Sánchez es un ejemplo de como siguen los influyentes pegados a la ubre del dinero de los contribuyentes, sin hacer absolutamente nada de los trabajos que se le han encomendado en el tiempo, uno de los más recientes el de Gobernación es inaudito, no solo no hizo algo, lo que sea para detener el flujo de inmigrantes ilegales en México, sino que anduvo promoviendo que se metieran a nuestro país miles de clientes de los coyotes de la trata de personas, de la esclavitud moderna, porque esos son los pobres indocumentados, seres sin derechos, realmente inexistentes como sujetos del derecho, carne de cañón para crearles problema a nuestros socios en los Tratados de Comercio a los que les vendemos productos que sí dan empleo a mexicanos productivos.
Como esa persona hay miles que cobran en dos tres o más lugares impresionantes pensiones, que les permiten ser residentes del extranjero que como ella, como abogada de tercera, no pordrían pagar esos lujos, y además seguir cobrando por levantar el dedo en el senado, otro de los sitios favoritos de los cómplices de los dictadorzuelos que se las tiran hasta de doctores, y no curan ni un pulque menos estructuran instituciones útiles. El peligro ya está aquí y el patrimonio de los trabajadores, ojalá me equivoque, pero no es así; va en el rumbo de lo de la salud, firme hacia el fracaso, las pruebas son abundantes en estos cinco años del insensato Obrador, no dan una. No saben, pués y no se jan ayudar.
En este drama de las pensiones ante la ignorancia reiterativa y la mala fe corruptiva, los últimos gobiernos abrieron una solución que por lo menos ha dado resultados regulares en otros países y se creó el esquema de ahorro de cada trabajador por medio de las Afores, de modo que los trabajadores y sus patrones tuvieron que hacer un borrón y cuenta nueva; y usted es el que ahorra para recibir dinero al final de su servicio, claro que sus rendimientos los manejan las Afores, pero como la mayoría son privadas y quieren retener clientes por los que compiten, el dinero no está solo en manos del gobierno como en los años
donde la gente se hacía ilusiones de la nada. Obrador es insaciable y quiere ese dinero que no le corresponde, como el dinero que le quiso arrebatar al poder judicial, de agandalle a la mala.
Los montos de los trabajadores es un dinero que el gobierno no tiene como quedárselo y ese es el problema. Obrador lo quiere para gastarlo en sus mariguanadas como el tren maya que si llega a mantener un funcionamiento ideal necesitara más de un siglo para recuperar lo tirado en un ferrocarril aburridísimo, o para comprar votos de los pagos en efectivo, de los llamados “programas sociales”.
En otras palabras antes se gastaban el dineral del seguro social en teatros, clubes y obras de teatro como le hacía María Eugenia Moreno, alias Kena Moreno, amigocha de López Portillo, pero ahora Obrador planea por lo que declaró, usar el dinero de los trabajadores en no sé que, mintiendo que va a resolver el problema de las pensiones, para comenzar es un asunto de finanzas que él no entiende ni poco, no solo complejo, sino imposible, porque ni siquiera domina las cuatro operaciones elementales de la aritmética, como lo ha demostrado tantas veces con sus negociaciones del avión, de los costos hasta triplicados de su proyectos; de su mentira enorme de trasladar las secretaría a los estados; de que va a terminar el daño del Otis en Acapulco para semana santa, o lo de la farmacia mundial, con todas las medicinas hasta las que no existen, es de locos.
El confía en el incondicional apoyo de la gente bruta que es tan grande que ofrecerá un sistema de pensiones y los va a dejar chiflando en la loma, pero como no relacionan el mal gobierno con él, porque son tan pero tan sonsos que creen que es una fuerza extraña el desatre que tiene este pésimo gobernante, que hasta creen que Obrador fue el inciador de los minisalarios a los de la tercera edad cuando fue Fox, le siguieron Calderón y Peña, pero éste dice qu él es benefactor y se lo creen.
Tengo un sentimiento doble, por un lado me alegra que sufran cuando pierdan sus Afores, porque se lo merecen, por idólatrar a un payaso; por el otro lado, me duele, y mucho, porque lo poco o mucho que les servirían sus ahorros a la mayoría de la gente en su futuro, va a ser una pérdida irrecuperable que vamos a tener que pagar si no lo paramos.
