Por. Rubén Cortés
El canibalismo, pecado de origen de lo que se hace llamar izquierda, provoca que el grupo de Sheinbaum baje los brazos en la CDMX para que Morena pierda con Brugada. La candidata del presidente no olvida que quedó en ridículo con la imposición de Brugada.
Sheinbaum cree que si ella gana la Presidencia, pero Brugada gana la CDMX, ésta se le convertirá en un alacrán en la bolsa, porque los talibanes de Morena eligieron la capital como su punto de resistencia para apretarle las clavijas.
Ante el radicalismo de los fundamentalistas de su propio partido, en el entorno de Sheinbaum entendieron que a fin de cuentas ya conocen a Santiago Taboada y, que éste gane, será mejor porque se garantizaría la gobernabilidad.
Para saber que los talibanes ven la CDMX como su “pica en Flandes”, está la lista de candidatos a diputaciones federales: estarán en San Lázaro César Cravioto y Dolores Padierna; más gente de fuera afines, como Clara Luz Flores o Byron Barranco.
Incluso, es el Palacio del Ayuntamiento el que ya escogió el vocero presidencial, Jesús Ramírez, como su refugio una vez concluido el actual sexenio, en caso de que no logre ser incluido en las listas del Senado, dónde espera tener el tan peleado fuero.
Este escenario es consecuencia de la decisión de Batres de imponer a Brugada y haber convertido en un palo podrido el “bastón de mando” de Sheinbaum, desde el momento en que se lo dieron: así allanó el camino al opositor Taboada para ser jefe de Gobierno.
Además, en 2021, con menos enojo popular que hoy, con el desgobierno de Morena, los capitalinos dieron más votos a la oposición que al partido gobernante, en lo que es la cifra de votación más alta de la CDMX en los últimos 20 años. Y, en 2024, hay más enojo.
Por eso fue que Sheinbaum promovió como su candidato a Omar García Harfuch: sabía que los descontentos proceden mayormente de la clase media, depauperada por el régimen castrochavista de su jefe, pero que veía a Harfuch más cercano a su estrato social y muchos, podrían votar por él.
Al proponerlo, Sheinbaum admitió que perdió en 2021 por el rechazo de la clase media, así que en 2024 decidió dar a ese sector la opción que buscaba: un perfil mesurado, que transitaba tanto en la franja un tanto civilizada de Morena, como en la oposición.
En la mesa, por lo menos, era una ecuación simple: Brugada provocaba al antimorenismo a salir a votar en contra de Morena, porque simboliza la corrupción; mientras con Harfuch apaciguaría a los antimorenistas, porque encarnaba un balance.
Derrotada por Brugada, pues Sheinbaum sigue en las mismas:
Prefiere al clasemediero Taboada.
