Raúl Flores Martínez.
En la última semana dos hechos importantes marcaron definitivamente la mala estrategia que ha utilizado el Gobierno Federal en el rubro de seguridad, un levantamiento masivo en Culiacán, Sinaloa y el descubrimiento de un crematorio clandestino en “El Salto”, Jalisco.
Dos hechos que han conmocionado a la sociedad mexicana, hechos que demuestran el poder que ha ejercido el crimen organizado en todo el país, aquí no se habla de las diversas células de los diversos cárteles, sino del crimen organizado en general que ha puesto de rodillas a la administración de la 4T.
Hasta el momento no hay una explicación, no hay una denuncia por las familias enteras que fueron levantadas por alguna de las escisiones del Cártel del Pacífico en Culiacán, las 66 personas de las que solo faltan 8 qué sean liberadas fueron amenazadas por los sicarios de matarlos si abrían la boca.
No es un secreto que el “levantón” de los sicarios fue planeado por un estratega que fue integrante de las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano que se pasó al lado oscuro, las investigaciones siguen; sin embargo, no tendrán ninguna pista a pesar de que ya se sabe porque se llevó este levantón masivo.
Debemos ser claro que las personas levantadas, fueron liberadas por los mismos delincuentes a pesar del nutrido operativo de las Fuerzas Armadas en la entidad, eso dice algo, simplemente ahí se ve quién manda en el estado.
Algo similar está pasando en El Salto, Jalisco con el crematorio clandestino que descubrieron los integrantes de los colectivos “Entre Cielo y Tierra” y “Desaparecidos en Jalisco”, quienes encontraron los dos hornos crematorios, 27 bolsas negras cubiertas con cinta adhesiva con segmentos anatómicos.
El predio donde se encontró este crematorio es de 30 metros, donde se tiene también siete hoyos que pueden ser fosas clandestinas, dónde pueden estar algunos de los restos de los desaparecidos que se siguen buscando o que simplemente han sido sacados de las listas.
El hecho es que nuevamente son los colectivos, quienes hacen este descubrimiento, quienes hacen el trabajo que les corresponde única y exclusivamente a las autoridades de los tres niveles, mientras que las autoridades siguen están protegidas en las cuatro paredes de sus oficinas.
Estos son dos hechos que tienen un olor a impunidad, un olor a complicidad de los gobiernos de los tres niveles que dejaron de hacer su trabajo desde hace unos años, años que utilizaron las organizaciones criminales para fortalecerse y poner al actual gobierno de rodillas y obediente.
