Raúl Flores Martínez.
A lo largo de su historia, la Ciudad de México ha sido testigo de numerosos terremotos que han sacudido sus cimientos, dejando profundas cicatrices tanto en su infraestructura como en la memoria de sus habitantes.
Estos eventos sísmicos han marcado generaciones, registrando la vulnerabilidad del país frente a la fuerza incontrolable de la naturaleza. Uno de los primeros terremotos que dejó una huella imborrable en la capital fue el ocurrido el 28 de julio de 1957 en esa ocasión uno de los íconos más emblemáticos de la ciudad, el Monumento a la Independencia ,Victoria Alada ,”El sismo del ángel”.
Sin embargo, el terremoto que transformó para siempre la percepción de los mexicanos sobre los sismos ocurrió el 19 de septiembre de 1985 con 8.1 en la escala de Richter, la magnitud de la destrucción fue abrumadora: edificios y hospitales colapsados.
El terremoto de 1985 cambió la fisonomía de la ciudad y su enfoque hacia la gestión de riesgos, las autoridades comenzaron a implementar normas más estrictas de construcción.
Sorpresivamente, exactamente 32 años después, el 19 de septiembre de 2017 ,7.1 grados, el impacto psicológico fue inmediato, justo unas horas antes del terremoto, los habitantes habían realizado el simulacro anual en conmemoración del sismo de 1985, nadie imaginaba que la tragedia se repetiría de manera tan cruel ese mismo día.
Aunque el terremoto del 19 de septiembre fue devastador, no fue el único que golpeó al país ese mes, apenas 12 días antes ,7 de septiembre de 2017 con una intensidad de 8.2 grados en Juchitán, Oaxaca.
Las imágenes de Juchitán en ruinas y las historias de sobrevivientes dejaron al país en vilo. Apenas estaban comenzando las labores de reconstrucción cuando ocurrió el sismo del 19 de septiembre, exacerbando aún más el dolor y la angustia de una nación entera.
Estos eventos sísmicos han registrado a los mexicanos que viven en una tierra propensa a los terremotos, y que la preparación es esencial. A raíz de los desastres de 1985 y 2017, se ha fortalecido la cultura de la prevención y educación sísmica.
Sin embargo, a pesar de las medidas implementadas, los terremotos de la Ciudad de México siguen siendo una amenaza constante porque la experiencia ha enseñado que la solidaridad y la capacidad de resistencia, sigue estando por arriba, muy arriba de los tres niveles de gobierno.