Carlos J. Pérez García

Carlos J. Pérez García.

Debemos tener claro de dónde viene todo esto, para entender mejor hacia dónde podemos ir. Y hacia dónde no quisiéramos ir.

En una versión menos extrema que la actual, el populismo ya se asomó en México hace medio siglo, con Echeverría y López Portillo (1970-82) que trajeron una debacle económica y, a partir del siguiente sexenio, fue inevitable aplicar dolorosas correcciones de efectos restrictivos hasta los tres primeros del presente siglo, antes del populismo de López Obrador, tan inepto como ineficaz frente a lo social que se había postergado por décadas (eficaz para sus intereses políticos y personales).

Ese populacherismo, se dice, “es algo de pan para hoy, y hambre para el futuro”. Claro, viene a ser demagogia política para alcanzar el poder y luego mantenerlo… hasta que los engaños no se puedan sostener. Va contra la educación, el esfuerzo, el mérito, la transparencia, los contrapesos, el progreso económico y social, la racionalidad sostenible e incluso el futuro. Populismo significa ignorancia, autoengaño y simulación… aberraciones ilegítimas e insostenibles a mayor plazo.

Claudia Sheinbaum no entiende que no entiende: su tutor le dejó un manual para el suicidio colectivo… con ventajas a corto plazo al mentir y aprovecharse de la pobreza, la ignorancia y las distracciones, pero ya brotan escándalos de ineptitud, corrupción, descuidos, ridículos, desaires y hasta infidelidades.

Los últimos meses del sexenio de AMLO y el primero del actual marcan así un pésimo arranque del segundo piso de la continuidad. Igual, se manifiestan problemas graves como el hambre en adición a los más evidentes de salud y seguridad. El desastre de corrupción en Segalmex sólo agravó el déficit de alimentos que se pretendía enfrentar, y México se ha alejado de la seguridad alimentaria pues hoy más de 80% de los granos básicos son importados, cuando un país debería producir de 70 a 75% de sus alimentos. Las hambrunas son paliadas ahora por remesas y repartos de efectivo, que no podrán eternizarse y siempre resulta preferible el empleo remunerado.

Miren, no tenemos soberanía alimentaria ni energética. Para ello, se necesitaría lo que la 4T quiere erradicar: esfuerzo, talento, mérito, legalidad, democracia, inversión, apertura, racionalidad, rendición de cuentas… Nada más, nada menos.

Veníamos mal, y ya vamos peor a pesar de algunas declaraciones. Se derrumban, así, las esperanzas que podían tenerse en CSP. ¿Hasta cuándo aguantará el país? ¿Vamos a callarnos?

* ANTE GRAVES DESACATOS DEL morenismo en el poder, la frase contundente viene a ser: Un número elevado de votos hace posible cambiar la Ley, pero ningún número de votos autoriza ¡a nadie! a violarla. Existen vías legales para que defiendan con impugnaciones su reforma judicial regresiva.

La presidenta dice que ningún juez puede interferir con las decisiones del pueblo que encarna con sus partidarios, como extensiones del pasado inmediato. Los demás no existirían ni para dialogar, pues ella habría heredado al pueblo… se trata de delirios en contra de la democracia y de un estado de Derecho con reglas claras para todos.

* EN POCO MÁS DE una semana, tendrá lugar la elección presidencial estadounidense entre la abogada demócrata Kamala Harris y el locuaz empresario republicano Donald Trump. Está claro que el resultado será también muy relevante para México.

En la elección anterior de 2020, que perdió Trump ante Biden y Kamala, se tuvo una participación de 67% del total de ciudadanos en edad de votar y el voto anticipado (por correo o en persona) fue mayor que el de las casillas el día de la elección. Ahora, el martes 5 de noviembre y las primeras horas del día siguiente se contará el voto popular que lleva a los votos del Colegio Electoral de acuerdo al tamaño de la población de cada uno de los 50 estados y el distrito de la capital. Recordemos que es esta peculiar distribución la que define al triunfador, no el voto ciudadano de manera directa.

En temas como la economía y migración, la sonriente Harris es vista como más débil que el amenazante Trump con sus llamativos arrebatos de populismo fascistoide, que acá nos recuerdan a otro expresidente. Hoy, las encuestas señalan estados ya definidos para uno y otro lado, con unos cuantos casos muy apretados que al final inclinarán la balanza. Eso sí, que un tipejo delincuencial pueda ganar nos muestra que allá también hay una descomposición en la que utilizan a las masas de baja escolaridad.

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