Jorge M. Ramírez Pérez.
A la presidenta de Claudia Sheibaum le tocó pagar los platos rotos de la relación con EUA, ocasionados por un listillo y su pandilla que, con toda la malicia, se dedicaron a denostar y provocar a los vecinos, deteriorándoles sus esquemas de seguridad nacional, y a la vez, destruyendo las defensas reales y simbólicas de México: el país mejor posicionado de modo estratégico en Occidente.
La resultante ha sido demoledora porque ya ha quedado al descubierto ante la comunidad internacional, la nominación que hizo Donald Trump al declarar que el gobierno mexicano está aliado con los cárteles de la droga de manera intolerante. Lo que descalifica a nuestro país por todas las implicaciones que representa tal declaración y lo ubica en la mira mundial en espera que se den a conocer más datos del origen de “las consecuencias” como las calificó el secretario de la Defensa de Estados Unidos Pete Hegseth a los señalamientos dados a conocer el lunes.
Lo que sigue durante el mes de tregua otorgado a Sheibaum para ver resultados fehacientes de entrada es una hecatombe, porque como ya ha sido señalado por varios comentaristas lo de los aranceles no parece que fuera el platillo principal, aunque los cabilderos mexicanos se movieran para que algunos representantes demócratas se opusieran a la decisión emergente, la mayoría apoyaba la medida. El punto nodal era y es evidenciar el peso y poder político de los criminales en las altas esferas y en gran parte de la estructura gubernamental de nuestro país. El juicio de García Luna fue un paso previo fundamental para empezar a quemar la narcopolítica mexicana, para eso sirven los antecedentes.
Y no se necesita ni tener información clasificada y menos adivinar quienes pudieran estar en los listados del gobierno y las agencias de Estados Unidos, porque como ha escrito el periodista especializado en temas de narcotráfico, Luis Chaparro hay en estos momentos todo un informe, que dice se asemeja a una “enciclopedia” con las declaraciones de Ismael Zambada que revela una serie de nombres de políticos, empresarios y gente del espectáculo que recibieron dinero y favores del importante capo, -de acuerdo con lo revelado por Chaparro-comenzando con Andrés Manuel López Obrador a quien su patrón es decir Zambada, le tenía confianza para manejar el país.
Lógicamente para los estrategas del otro lado con los elementos referidos y la crónica detallada de los obstáculos que puso Obrador para impedir la tradicional política de colaboración contra el crimen, concluyeron que más que una corrupción común, la amenaza era una agresión de parte de la potencia rival: China, utilizando los servicios del gobierno mexicano como escudo de los cárteles clavándole a los estadounidenses el fentanilo, un arma mortal. El razonamiento y los datos asociados a esta hipótesis derivaron desde mediados del gobierno obradorista, en 2021 a denunciar como lo hizo el general Glen VanHerk que el 30 % del territorio nacional estaba bajo el control de los cárteles.
Pero paradójicamente en estos treinta días que serán cada día de calambre para muchos caracterizados por una actitud sobrada de prepotencia, las presiones para que Sheibaum se mantenga firme con las lealtades a la omertá -la ley del silencio- obradorista, se van a recrudecer porque lo que se va a derrumbar es toda la mala política que a nivel nacional, no solo en Sinaloa como han manejado muchos amanuenses, sino la afectación va a aparecer en cualquier parte del país; pero lo que le puede suceder sin desearlo seguramente, es un parteaguas que beneficie a Sheibaum, la maravillosa oportunidad tanto de devolverle a México la soberanía perdida manteniendo a raya a los transgresores que infectan el estado mexicano, como de deshacerse de la sombra siniestra de Obrador y sus acólitos, que le impiden tomar decisiones racionales y que pudieran encaminarse a restaurar las instituciones de una República.
Ese es el camino esbozado para mantener la paz. Se ve difícil, muy difícil. Pero no imposible.
La otra ruta es retar a la potencia y enfilarse a la confrontación, a pesar de que dijo la presidenta que no quería enfrentamiento, lo que se entendió como la intención de buscar una línea de acciones negociadas, lo que en su momento fue bien visto incluso por políticos europeos.
Elegir proteger la criminalidad es el peor sendero y no tiene tiempo para darle largas al desafío- Si ella está fuera de los compromisos de los que habló Muñoz Ledo, antes de morir, cuando Obrador le aseguraba que sumando el poder de la delincuencia organizada más el poder institucional, era “más poder” a lo que su mentor político se oponía; entonces Sheibaum, no debe mirar atrás. En todo caso, la traicionada es ella que le dieron una armadura envenenada. Tiene fuerzas armadas a las que se les distrajo de sus tareas en los caprichos del ganso, quien con meticulosidad desmanteló las policías federales, no las reformó las eliminó y estableció un régimen único en el mundo ponderando la impunidad como divisa, dejándole la soberanía al hampa, integrando a los delincuentes al activismo político de Morena. Realmente le dejó un paquete sin defensas.
Y pensar que esa entelequia de Latinoamérica le va a resolver, es una falacia, bastaron horas para que Panamá recordara que tiene compromisos con EUA en el tema del canal. Nadie lo defendió, vamos ni los cubanos, los nicas, o los esbirros de Madura, ni Lula; en cambio para México, Ecuador uno de los países de los que heredó Obrador sus odios, no clavó un 27% de aranceles. Las cumbrecillas y los foros solo sirven para pasearse a cuenta de los contribuyentes.
Me parece que una purga política es lo más lógico y liberador para la presidente y para los ciudadanos. Hay que pensarle como no tardando…