Carlos J. Pérez García.
Vemos discrepancias e intimidaciones, que en realidad no serían forcejeos porque las fuerzas resultan muy desiguales entre los titulares del poder Ejecutivo de México y Estados Unidos. De ambos lados se trata de cuestiones que vienen de atrás: tanto choques culturales como pendientes históricos que se han agravado los últimos años… no sólo problemas estructurales sino también de coyunturas y personas.
Donald Trump y sus amagos están en boca de casi todos a lo largo del mundo, pero tal vez más en el caso de nuestro país por la cercanía geográfica y las disparidades con Estados Unidos. Acá el gobierno ya no sabe qué hacer, pues se considera al locuaz y agresivo presidente como impredecible y sumamente peligroso. Lo segundo es indudable, aunque su empeño por sacar ventaja es muy estable y previsible.
Bueno, hay que considerar que no son pocos los mexicanos que apoyan el bullying de Trump, como una oportunidad de orden y autoridad ante las atrocidades y omisiones de la 4T. La desesperación se incrementa sin un estado de derecho ni buenas perspectivas económicas.
Frontal y directa es la acusación formal del presidente constitucional de los Estados Unidos de América: “Las organizaciones mexicanas de tráfico de drogas (los cárteles) tienen una alianza intolerable con el gobierno de México”, y definió así una emergencia por el flujo ilegal de fentanilo y migrantes a EUA, para imponer un arancel de 25% que ha sido pausado 30 días a fin de revisar el cumplimiento de los compromisos por parte de Claudia Sheinbaum.
Creo que no tiene caso discutir quién “dobla” a quién, salvo quizá para consumo interno. Tampoco lo tiene decir que esa afirmación fue contra el gobierno de Felipe Calderón y su secretario García Luna. En realidad, la justificación trumpiana para sus aranceles confirma lo que ya se señalaba a diversos niveles en ambos países a partir de acciones y declaraciones del anterior presidente mexicano.
Eso de aplicar tarifas arancelarias a nuestras exportaciones, es una verdadera imbecilidad de quien las impone y una afrenta para el país que se ve afectado por ellas. A su vez, una guerra comercial de represalias sería destructiva para las dos partes (más para el débil y dependiente), si bien los avisos buscan intimidar con la idea de extorsionar y obtener algo a cambio de detener esa amenaza.
De aranceles y deportaciones nos defenderíamos mucho mejor con una economía fuerte y sólida: sin los graves deterioros del anterior sexenio obradorista. A corto plazo, nuestra debilidad no puede ser compensada por correcciones de tantos errores o aumentos en la inversión privada nacional y extranjera. Se dice que el daño está hecho y tomará bastante tiempo revertirlo.
“Coordinación, no sumisión”, clama Sheinbaum ante la Casa Blanca. Pero sumisión es precisamente lo que ella sigue acreditando día a día con su eterno jefe López Obrador. Así, claro, por defenderlo y continuar su obra se ha agudizado su pérdida de respetabilidad y autoridad para negociar.
Frente a Estados Unidos, de nada sirven las expresiones patrioteras de cantar el himno y envolvernos en la bandera nacional. Además, se confirmaría que estamos perdidos si, al igual que ante la pandemia, los aranceles “nos vienen como anillo al dedo” para justificar nuestra falta de crecimiento, en tanto que la economía estadounidense ha crecido mucho más.
Destaca que los llamados al diálogo y la unidad nacional frente a amenazas extranjeras, vienen a ser totalmente incongruentes ante instrucciones como la de excluir a la titular de uno de los tres poderes de la nación, el Judicial, en la conmemoración del aniversario de la Constitución de 1917, que se nos informa sigue vigente. Tengamos presente que la propia Constitución General de la República establece que el poder Judicial es uno de sus pilares, y que para su mejor integración y funcionamiento se crearon y desarrollaron autónomos entre sí. La continuada división o polarización lleva a que una República de contrapesos (no partidistas) se dé por desaparecida.
También desconcierta que, en trances tan complicados, la mandataria use frases simplonas o falsas como “el pueblo unido jamás será vencido” o “nuestra economía resistirá porque AMLO la cambió y fortaleció”. Al ser enormes los riesgos políticos y económicos, se necesita más seriedad y menos demagogia ramplona.
Corre el tiempo y, oigan, el responsable de todo continúa dando instrucciones desacertadas desde su guarida.
@cpgarcieral