José Novoa.
Putin pierde la guerra contra Ucrania en tanto declara en forma extemporánea que la federación rusa de hecho está en guerra contra Occidente. En forma que busca ser despreciativa, habla de los Estados Unidos como el director y los demás países de la OTAN como sus lacayos.
Esto más bien traduce una profunda ignorancia que pretende explicar con vagas referencias históricas de lo que el imperio ruso perdió.
Lo que realmente tenemos es un individuo chaparro, chiquito, con un monstruoso complejo de inferioridad. Un ratero sin llenadera, un mega asesino psicópata aterrorizado y carcomido por sus terrores, un personaje que cuida sus espaldas con la fantasía de que sobrevivir implica asesinar a cercanos y extraños, en orden de importancia.
Sólo lo define el poder, instrumento que ha reemplazado su yo, convenientemente encerrado bajo siete llaves dentro del baúl de la cobardía.
Sin generales eficientes, carentes de estrategia y sin tácticas congruentes. Con armamento antiguo, caducado e inservible. Con un ejército desmotivado, sin metas y objetivos, y ejércitos de mercenarios que cobran por torturar y asesinar civiles indefensos, pero que al primer obús de artillería de un oponente militar abandonan así nada más, la “chamba”.
El dilema de Putin es que no se puede declarar derrotado. Sería asesinado sin miramientos o bien sometido a juicios de la misma talla de los de Nuremberg contra el alto mando alemán, al término de la Segunda Guerra Mundial.
Tampoco puede ganarla pues literalmente está actuando contra un pueblo que lucha por su sobrevivencia y convicción de su derecho a existir. El apoyo prácticamente incondicional de Estados libres y soberanos que han visto la oportunidad (sin ser oportunistas), de terminar con la amenaza rusa ha sido masiva.
A nivel de logística, armamento, finanzas y comercio su capacidad de hacer la guerra ha quedado diezmada.
Así, Occidente contempla ya la real posibilidad de un proceso de balcanización, es decir. la separación de diferentes pueblos y etnias quedando de facto el estado ruso eliminado.
La guerra de Rusia no solamente ha sido contra Ucrania sino contra Occidente. Lo que Putin no sabe es que es Occidente quien ha tomado ya la iniciativa y no él.
De este lado del mundo, redondo al fin, vaga reminiscencia del círculo mágico, eterno retorno, López pierde la guerra que declaró en contra del Estado Mexicano: una guerra que inició en su fase abierta a partir de su entronización y que ha consistido en el descarado desmantelamiento de las instituciones que el Estado creó para dar sustento, estructura y cohesión al país.
Con un ánimo caudillista basado en un mesianismo producto de una grave falta de juicio, decidió apropiarse del país justificando una supuesta ideología comunista. Inversión del proceso dialéctico de que no existe efecto sin causa. Explico.
La casualidad macuspana (no es más que un provinciano prácticamente iletrado) le llevó a descubrir que su “ modelo de nación” se parecía a las autocracias comunistas de moda hasta la muerte de Stalin en 1953, y que se ceñían a su estilo DICTATORIAL.
Reinventada el agua tibia, el mundo actual se debate nuevamente entre las democracias y el resurgimiento del Estado depredador expresado en foros como el de Sao Paulo, y que buscan no otra cosa que crecer destruyendo. Incongruencia a todas luces más que obvia.
Lo aderezó después con simpatía hacia monstruos como Putin en Rusia, además de la santería matagallinas cubana y de pronto ¡Ya! Tenemos un estadista de talla mundial.
Al igual que el impresentable Putin a quien amablemente invitó para la toma de posesión de su títere, que declinó porque lo detiene la Interpol por asesino, López ha cometido el gran error de enemistarse con los Estados Unidos, cuando una inmensa cantidad de nuestro comercio es con ellos y además, en buena medida el peso Mexicano mantiene su estabilidad por las remesas que conservadoramente envían treinta millones de mexicanos que allá viven.
Al término del mal llamado proceso electoral que arrojó cifras por demás increíbles y que ahora salen a la luz con los conteos ciudadanos, se constata que la oposición ganó la elección. Que hubo fraude en el PREP, en el dinero asignado a la campaña de la títere, en la ausencia total de recato en sus comentarios ilegales y consuetudinarios de apoyo a ésta.
Además de un “Terrorismo de Estado” en matanzas que ni siquiera recibieron mención desde el poder, o bien asesinatos de candidatos, y la probable financiación por parte del Cártel del cual es destacado miembro.
En suma un cochinero.
Lo anterior por un sujeto carcomido por el odio, la envidia, y una inacabable sed de venganza. Escondió así su minúsculo y chaparrito barrunto de ego dentro de un basurerito. Ni que hablar de cobardía. Le queda grande. Un simple destructor, demagogo engaña bobos que le supo hablar a los desposeídos de siempre.
Sectario y perverso, cree que el país ya es de él. Lo que no sabe es que el país ya sabe quién es y no lo quiere.