Jorge Miguel Ramírez Pérez.
“Cosas veredes mío Cid, le dijo Alvar Fañez de Minaya al Campeador”
Hace dos semanas escribí que cuatro fuertes factores se disputaban las decisiones geopolíticas de México: el aparato de poder de la potencia que encabeza Donald Trump; los intereses de dominación de China, usando de trampolín a nuestro país, en muchos aspectos respaldados por magnates como Carlos Slim; los cárteles del narco poder criminal internacional y la alianza “intolerable” de los narcopolíticos ligados a las cañerías de un López Obrador con pretensiones de caudillo y dragoneando liderar a Cuba, Venezuela y Nicaragua, objetivos oníricos que solo existen en la medida de que éstos reciban recursos lo que está muy lejos de continuar bajo estas condiciones.
Señalé en esa colaboración, que la presidenta Sheibaum tenía que prescindir de algunos de los factores mencionados porque no pueden ser útiles siguiendo un esquema tradicional de equilibrios, porque éste se agotó y cada vez se ve claramente, que el contexto impide mantener una cohesión básica, sin el desgaste irreparable de una implosión que desgarre al país.
Hace una semana anoté que era plausible eso de analizar con la cabeza fría y defender los derechos de los mexicanos, como lo sentenció la propia Sheibaum, que mandaba con esta característica, un mensaje dirigido a los factores de poder mencionados; de lo que yo hice la diferenciación, que habría que entender, sobre los derechos de los mexicanos que no eran los derechos de la “alianza intolerable” de narcopolíticos con el crimen, la que forman parte algunos mexicanos, que no son México.
En esos análisis no se mencionó un factor geopolíticamente menor pero domésticamente importante, el pueblo. Y no lo mencioné porque el pueblo mexicano que en las encuestas publicadas apoya la gestión presidencial, a la vez es muy pragmático y entiende que quien manda es Sheibaum, y que ella es la que les puede o no apoyar con los llamados programas sociales, no un Obrador del que muchos recuerdan ciertos agradecimientos, pero por el cuál no darían un solo paso para que regrese; máxime que sus abusos hacen que muchos hasta de sus adictos, tengan que menear la cabeza. El conflicto de poder se trasluce y cada vez dejan ver los obradoristas, más evidencias de que le tiene un cerco a Sheibaum para que no actúe correctamente de modo realista.
Y eso pasó el domingo donde la presidenta Sheibaum, hizo más de cuatro oportunas menciones de agradecimiento en su discurso a Obrador, empezando por haber firmado el TLCAN con Trump, y ratificando las bases ideológicas de la 4T comenzando con priorizar a los pobres; pero absolutamente descartó una mención a la “alianza intolerable” con el crimen, bajo el lema de abrazos no balazos, la consigna del pacto de impunidad que estuvo vigente de manera atroz en el obradorato.
Obviamente queda descartado discursivamente ese malicioso amarre con criminales de parte de Sheibaum, lo que, por lo declarado por Donald Trump, después de la conversación telefónica que tuvieron ambos presidentes, y sus elogios a la mexicana, queda despejada la idea que no solo fue en el discurso la omisión, sino que las revelaciones de periodistas estudiosos de la seguridad como Jorge Fernández Meléndez y Héctor Mauleón, extienden sus comentarios a una lista negra de 42 narcopolíticos, que piden los estadounidenses como elementos clave de esa malformación, y exigen sean procesados para medir la voluntad del poder mexicano y se inicie un deslinde entre el crimen y la política en nuestro país.
Y eso es lo que está fraguando una división en la 4T, pero a nivel de las cúpulas porque las bases siguen intactas en su adhesión a la presidenta Sheibaum. En el marco del discurso de la presidenta Sheibaum, la camarilla que se identifica con el caudillismo -evidentemente previo team back confabulatorio-, hicieron notorio su desdén a quien se supone formalmente es su jefa, forzando, darle la espalda, al tiempo de la urgencia, por reverenciar al hijo de López Obrador, al Andy, a quien se le hace tarde por manejar total y totalitariamente este pobre país, que desconoce a nivel masivo las conspiraciones que están en marcha.
Porque nos guste o no, nos parezca racional o no, la definición del sistema político mexicano lo destaca como eminentemente presidencialista -como saben todos- y mucho más las camarillas aduladoras. Jamás ninguno de los sujetos provocadores del desprecio público a la Presidenta, se hubieran permitido la osadía, según sus propias costumbres profesionales de genuflexión, tener tan siquiera un momento de distracción en un acto de la naturaleza del dominical, porque lo suyo era estar pendientes del mínimo movimiento de cualquier titular del poder ejecutivo nacional, con el propósito de subrayar su presencia incluso su servilismo oportunista de quedar bien. De modo, que no hay ninguna justificación para haberle hecho el vacío a la mandataria, y menos tomarse el socarrón y falso reconocimiento de apenarse por la falta a las formas políticas en uso, recalcando que estaban muy distraídos -arropando al vástago del caudillo- en un acto infame de cargada un tanto amenazante como diciendo “puede haber relevo”, manifestando la inquina del Caudillo.
Por eso la disculpa, no solo es espuria y artificial, sino que disfraza una repetición del mal momento para que medios y redes, vuelvan a reproducir la ofensa. Así se las gastan.
El embrollo no se duda que fue operado por un listillo: Ricardo Monreal, enemigo embozado de la presidenta Sheibaum históricamente desde su intención de apoderarse del gobierno capitalino en el 2018. Monreal defensor prominente del nepotismo a ultranza se considera el amo y desestabilizador del estado de Zacatecas, donde tiene a uno de sus hermanos al frente de su feudo y tiene el plan de colocar en su lugar a otro hermano que es senador. Desde su origen Monreal ha sido un factor que llegó a la izquierda perredista, del resumidero priísta donde se codeaba con personajes de la laya de José Nelson Murat Kaasab, que le heredó la gubernatura oaxaqueña a su hijo Alejandro.
Monreal ha hecho de la traición su mejor virtud, recientemente fue de los reacios opositores por debajo de la mesa, y después abiertamente, para que el Decreto presidencial contra el nepotismo no se consolidara en el 2027. Las declaraciones de la vicecoordinadora de la cámara de diputados Gabriela Jiménez de su mismo partido Morena han demostrado con pruebas que Monreal convertido en ideólogo del nepotismo a ultranza, declaró inescrupulosamente que el decreto presidencial era contra los familiares de Obrador, y no un freno a la corriente patrimonialista de la política mexicana que en la parentela prorroga sus ansias de poder, en esa ley claro que la dedicatoria no solo era para los morenistas, sino para los clanes como el de Miguel Yunes, que acaparan todo como si el poder público fuera de su propiedad.
Así que no es una coincidencia gratuita que los no saludadores, también sean un bloque de intereses nepotistas aupando a su prematuro candidato, el sobrado hijo de Andrés Manuel, que ensoberbecido, fue el único que ni siquiera a manera de farsa se disculpó con Sheibaum.
Los demás que le dieron la espalada a la presidenta, fueron Luisa María Alcalde, ajonjolí de todos los moles que se supone arroparía a su Presidenta, pero ella, está de parapeto del Andy y claro, que está mas interesada en inscribirse con los nepotistas por las obvias razones de tener a toda la familia pegada a la ubre del erario, comenzando con su madre, consejera advitam de Morena y su padre Arturo Alcalde que dirigía tras bambalinas la dependencia del Trabajo, sus alcances incluyen a una hermana que arribó como Fiscal de la Cdmex. El caso del senador Manuel Velasco, confunde porque se le veía cercano a la presidenta Sheibaum, y muchos pensarían sería el relevo lógico en Gobernación, reemplazando a Rosa Isela Rodríguez, el adobe -para tapar el hueco- una que Obrador quiere colocar en San Luis Potosí. En ese lance a Velasco, aparentemente le motivó más que el PVEM repitiera en ese estado, colocando a la esposa del actual gobernador Gallardo. Resta que la señora Rodríguez renuncié en una SEGOB intrascendente y se enfrente con Morena a los verdes. La vacante de Bucareli hoy oportunamente útil pudiere ser objeto de una jugada excepcional.
De Adán Augusto López acusado por su sucesor en Tabasco de prohijar el crimen, no es de extrañarse su inclinación contra Sheibaum, quería su posición, y tiene en la cabeza la obsesión de sentirse mal pagado por los favores hechos a Obrador en su juventud, de parte de su padre, quien era el factótum de Macuspana. No se duda que ambos Monreal y Augusto se alquilan con Obrador como perros de presa contra la presidencia.
Finalmente creo que Sheibaum -quiero pensar- ha tomado decisiones de realpolitik, y resta recomponer el gabinete a tiempo.
López Obrador en el fondo, aparte de la picardía monreleana, es el instigador de rayarle el cuaderno a su otrora defensora. El mensaje es claro siente que pronto tiene que pagar por sus bribonadas y sabe que México, no se va atravesar para salvarlo por algo que el pueblo no se comió.
El desacato no hay que descartar que fue también una perversa intención de desacreditar a la Presidenta, como para difundir que los parlamentarios y el partido mayoritario le daban la espalda, como muestra de rechazo a los posibles acuerdos con la potencia. Un mecanismo obsoleto, sin peso suficiente.
Cosas veredes mío Cid, le dijo Alvar Fañez de Minaya al Campeador.