Francisco Garfias.
La “austeridad republicana” ha dejado en la miseria a instituciones que deberían ser bandera de gobiernos de izquierda, pero no toca obras faro de la 4T como el Tren Maya, Dos Bocas o el Aeropuerto de Santa Lucía.
Se ha llevado entre las patas compromisos asumidos por López Obrador con las víctimas de la violencia, a las que pidió perdón y prometió justicia “en todo lo que humanamente esté de mi parte”, cuando era presidente electo (14-10-18).
Compromiso olvidado.
A nuestras manos llegó un reporte de la situación por la delicada que atraviesa la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).
La SHCP le recortó 134.9 milllones de pesos.
Ya no tiene la posibilidad de cubrir contratos firmados por 121.9 millones de pesos.
El incumplimiento de esos contratos probablemente detonará demandas contra la institución, y generará pasivos millonarios para el Estado.
Se queda, pues, en la calle la institución encargada de los derechos humanos de las víctimas de delitos como desaparición forzada, ejecución extrajudicial, tortura, detención arbitraria, feminicidio, trata…
Y es que, a diferencia de otras dependencias y organismos públicos, el CEAV no tiene patrimonio propio. Los edificios que ocupa en territorio nacional son rentados.
La Comisión enfrenta 453 juicios de amparo en su contra y 46 juicios laborales por montos millonarios.
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El déficit presupuestal generado por el recorte provocará un ajuste en la nómina debido a que la mayor parte del personal es eventual o de “outsourcing.”
Desde 2012 sus salarios son pagados con los recursos de las partidas 2 mil y 3 mil, con la autorización de Hacienda. Sólo en las oficinas centrales, el 60 por ciento de los 388 puestos de trabajo están en esa situación.
Ya no será posible pagar la renta, ni servicios de agua, luz, telefonía, internet, en los 32 centros de atención que hay en los estados.
Las víctimas no son prioridad en la 4T. No es novedad. El 27 de enero del 2020, ya como presidente en funciones, se negó a recibir a Javier Sicilia, a los LeBarón y a familiares de las víctimas de la violencia que participaron en la Marcha por la Dignidad desde Cuernavaca.
¿Dónde está Alejandro Encinas? ¿Es otro florero en Bucareli? ¿La CNDH? ¿Por qué no dice nada?
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El transporte, la construcción y la minería reanudaron actividades ayer. Lo hicieron en el pico de la pandemia. El mismo día que la SSA reportó 93 mil 435 contagiados y 10 mil 167 muertos.
Del tema hablamos con Francisco Quiroga, subsecretario de Minería. Está contento, pero preocupado por la reapertura.
Charla interesante, larga, que no podemos plasmar aquí por falta de espacio, pero si retomar las partes mas interesantes.
El hombre está contento por el regreso a la actividad en un sector que aporta el 8 por ciento del PIB, da trabajo directo a 374 mil personas, y es el primer eslabón de varias cadenas productivas.
Pero también de la respuesta que ha habido en las empresas, que han incorporado a sus planes de operación durante la pandemia los protocolos de la Secretaría de Energía.
Y del entendimiento con gobiernos estatales en cuanto a los protocolos a seguir establecidos por la Secretaría de Economía para evitar rebrotes de Covid-19.
La semana pasada hizo una gira por Chihuahua, Zacatecas, Durango, Coahuila y Nuevo León para ver cómo se preparaba el reinicio de operaciones.
Se reunió con los gobernadores de los cinco estados. Alcanzaron compromisos sobre cómo operar en emergencia sanitaria.
“Estamos contentos porque vemos unidad de propósitos. Vemos no nada más que se hacen las cosas bien, sino cómo las hacen: medidas de prevención, sana distancia, desinfección de superficies, rastreo de casos…
“Se hace no nada más puertas adentro, sino también puertas afuera, con la comunidad, de manera transparente, con las presidencias municipales y con las autoridades sanitarias de los gobiernos de los estados.
“Bien, bien, bien…”.
A partir de ayer, una persona que sale a trabajar a una mina tiene que guardar sana distancia desde que deja su casa. Cero contactos. Toda las superficies son desinfectadas, antes y después de ser tocada.
“Hay pruebas a todos los trabajadores al inicio de su turno. No se utiliza transporte público. Las empresas se comprometen a proveer transporte personal. Hay tres filtros sanitarios, antes de entrar a la mina.
“La operación de las minas va a ser más eficiente y segura que quedarse en casa, por todos los filtros, los esfuerzos que se hacen, la sana distancia obligatoria.
“La minería no es parte del problema. Es parte de la solución”, puntualizó.
¿Y la preocupación?
“El juego que tenemos que ganar como sociedad es aplanar la curva por debajo de la capacidad hospitalaria. Mientras no se genere una vacuna, el virus va a avanzar”.
FIN.
