Marissa Rivera.
No hay fecha que no se cumpla, ni “nueva normalidad” que no inicie. El temido, ansiado, pero también necesario, uno de junio, llegó. Como dirían las abuelas, “Dios nos ayude”.
La Organización Mundial de la Salud ha pedido que no se relajen las restricciones ni las medidas sanitarias, al momento de reabrir las actividades económicas esenciales, porque son inminentes los rebrotes.
Pero como México no hay dos. Aquí no puede haber rebrotes. ¡No! Simple y sencillamente porque aún sigue el brote.
Aunque ya esté “dominada la pandemia” y el subsecretario López Gatell haya aplanado “su curva”, las cifras de contagios, sospechosos y fallecidos, sigue creciendo.
Nuestra “nueva normalidad” comenzó con semáforo rojo en 31 de las 32 entidades del país. A excepción de Zacatecas.
Las actividades esenciales que, para reactivar la economía pudieron reiniciar en el país, fueron minería, construcción e industria automotriz.
Sin embargo, desde el lunes, comprobamos la urgencia de las personas por salir a la calle. El rojo, a pesar de significar alto, fue la bandera de salida. Transporte público lleno, inusual tráfico vehicular y mucha gente en la calle, demasiada.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, también, comenzó un recorrido de 9 días, en carretera, por el sureste mexicano, para dar el banderazo a las principales obras de su administración. ¿De verdad, había urgencia de hacerlo en este momento? ¿Las encuestas? ¿El 2021? Usted decida.
Por supuesto que urge reactivar la economía, abrir los restaurantes, centros comerciales, salones de belleza, gimnasios, cines, bares, fondas, vamos, todos los negocios que han tenido que cerrar por la emergencia sanitaria. Ya son 12 millones y medio de mexicanos que han perdido su empleo durante la pandemia.
El problema es que precisamente junio, es el mes de mayor peligro de contagio, lo dijo el subsecretario Hugo López-Gatell. Y no hay que descartar que el próximo mes nos diga que ahora sí, de verdad, julio es el de mayor riesgo.
Son momentos muy complicados. Cómo no entender la situación de millones de personas, familias que no tienen ni para comer y ya necesitan salir o se mueren de hambre o a quienes les urge abrir su negocio (aunque no sea esencial). Esperar, para ellos es sentencia de cierre definitivo. Sí, es lamentable, pero el riesgo es alto.
La cifra de contagios ya casi llega a los 100 mil y la de fallecidos supera los 10 mil. Y quizá venga lo peor, también lo dijo Gatell, que posiblemente la cifra de muertos ascienda a 30 mil.
Hace unos días, la revista Proceso publicó, que el científico Youyang Gu, estimó que, para septiembre, la cifra de muertos en México por Covid-19 podría superar los 130 mil.
Youyang Gu es egresado del Tecnológico de Massachusetts y su modelo es utilizado por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Su margen de error es menor al 10 por ciento.
Ante el inicio de la “nueva normalidad”, las cifras que cada día nos dan y las estimaciones de contagio y fallecimientos, nos obligan a no bajar la guardia.
El coronavirus va para largo. Más vale cumplir con las medidas sanitarias que regresar a la fase uno o dos.
Se ve difícil, pero no imposible. Si no es necesario no salga de casa. Si no hay de otra, protéjase. Cuidarse es cuidar a los suyos.
Comenzó junio y tristemente no se ve la luz al final del túnel.
