José C. Serrano.

El nepotismo es la preferencia que tienen algunos funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad y alianza. Es un término utilizado a partir de 1843 y tiene su origen en la palabra nepot que, en latín quiere decir sobrino o nieto.

El nepotismo en México es una actividad que ha ido creciendo de manera considerable y en contra de los principios de legalidad, honradez, imparcialidad e igualdad de oportunidades a nivel laboral, toda vez que los puestos vacantes en el sector público son utilizados para los familiares de los miembros de la burocracia dorada.

Un político mexicano, con apariencia de baturro, expresó con la voz tronante de un semidiós: “Es el orgullo de mi nepotismo”. Así lo dijo el expresidente José López Portillo y Pacheco al referirse a su hijo José Ramón, recién incorporado como subsecretario de Estado.

Luego, tras esa polémica “legitimación” presidencial de uno de los males más emblemáticos del sistema político mexicano, el favoritismo para incorporar a familiares cercanos al presupuesto público se convirtió en vergonzoso estilo de vida basado en la simulación, la mentira y el engaño.

Pareciera que esta práctica nociva hubiese adquirido la exclusividad en gobiernos anteriores al actual, pero la curiosidad de quienes gustan revisar la nómina federal, ha dejado al descubierto que en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dicha práctica ha cobrado una vigencia inusitada.

De acuerdo con la Nómina Transparente de la Secretaría de la Función Pública (SFP). familiares de funcionarios de alto nivel trabajan en diversas áreas del gobierno federal, percibiendo un salario casi igual al del presidente AMLO.

Tal es el caso de Alejandro Encinas Nájera, hijo de Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob), quien tiene un salario de 103 mil 837 pesos al mes. Él se desempeña como titular de la Unidad de Asuntos Internacionales de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Al respecto, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero refirió que no se trata de un “junior”. “Lo conocí en el Senado de la República y es una persona que está en el puesto porque desarrolla un buen trabajo”. La definición de nepotismo apuntada líneas arriba no tiene validez para la abuela que reparte entre sus colaboradores frasquitos con gotitas de limón para hacer frente al contagio por Covid-19.

Otro caso que tiene un alcance similar es el de quien fuera secretaria ejecutiva en el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), Bertha María Alcalde Luján, quien es hermana de la titular de la STPS, Luisa María Alcalde Luján. Ambas son hijas de Bertha Luján, persona muy cercana a AMLO y dirigente muy importante en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Bertha María tenía un salario mensual neto de 97 mil 166 pesos. Actualmente es la jefa de la Oficina de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Bajó su ingreso a 92 mil 962 pesos al mes.

Rodrigo Abdalá Dartigues, sobrino de Julia Abdalá Lemus, pareja de Manuel Bartlett Díaz, se desempeña como súperdelegado federal en Puebla. Él recibe un sueldo de 87 mil 998 pesos al mes.

Doña Olga insiste en afirmar que todos ellos son personas trabajadoras y profesionales que están en sus puestos “por su buen desempeño”. Lo dicho por la ministra en retiro tiene un tufillo que huele a curarse en salud.

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