En Quintana Roo, huele a chamuscado

Miryam Gomezcésar.

La ciudad de Cancún amaneció con un intenso olor a quemado. Una densa capa de humo proveniente de los incendios forestales alrededor de la zona urbana, lo que despertó y causó temor a las familias el pasado fin de semana.

Imaginar lo que esto podría repercutir en el trance delicado de los contagiados hospitalizados o en los más vulnerables en las habitantes de la ciudad y su periferia que permanecen confinados, no es fácil, el estrés que agobia a la mayoría es algo que el sector Salud debe considerar.

El sobresalto no es para menos, un agravante más a la crítica situación sanitaria que avanza, que se siente como llevar una pesada loza sobre la espalda.

Preocupa cuando todos esperan saber a quién dirigirse. Alguien que pueda responder sus dudas; a los ciudadanos los invade la angustia porque en el panorama no parece haber a quién preguntar, ni quien aclare.

El trabajo de las autoridades va de las buenas intenciones a los obstáculos que impiden que su esfuerzo se traduzca en acciones eficaces. El protagonismo de unos y la voracidad de otros es parte del desafío para salir lo mejor librados posible.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que Cancún atraviesa por la etapa más crítica de la pandemia. En el municipio de Benito Juárez, donde la situación endémica lo ubica entre los destinos con más casos de contagio, en momentos de tensión la idea de que este tema se mezcle con la política por la cercanía de inicio del proceso electoral en septiembre próximo, es motivo de rechazo.

La simple idea de que se trafique con los insumos enviados por el Gobierno Federal para apoyar a la comunidad con despensas, medicamentos y material de protección sanitaria, resulta inadmisible por no decir que es un insulto ante la gravedad de la situación actual.

Apenas hace unos días el Presidente de la Cámara de Diputados de México, Porfirio Muñoz Ledo, en un mensaje en su cuenta de Twitter comentó que “Hay evidencias del tráfico con los insumos esenciales para atacar al Covid-19” y continuó “Es urgente que intervenga la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y los Órganos competentes del Estado para evitar la intermediación y hacer compras directas a los proveedores; ya sean países, gobiernos o compañías”.

Aunque el prestigiado diputado se refirió a la adquisición de respiradores artificiales por parte del sector Salud, esto también aplica al uso político que se hace con los materiales enviados por la Federación a los estados para apoyar a las familias a sobrellevar los problemas relacionados con la pandemia.

En este sentido, en Cancún, el regidor del Ayuntamiento de Benito Juárez, Isaac Janix, en días pasados hizo entrega de bolsas con medicamentos a varias familias de las zonas más necesitadas, pero sin aclarar si se trata de una petición ciudadana ante una carencia o un simple obsequio de la “casa”.

Al hacer pública la entrega de bolsas conteniendo: Flexiver, Captopril, Hidroclorotiazida, Amitriptilina, Pregabalina y Omeprazol, entre otros. Por tratarse de la salud y de estar en la parte más crítica de propagación del Covid-19 en Quintana Roo, el tema adquiere mayor importancia por ser este un destino turístico donde lo más normal es el clandestinaje, traficar con lo que sea.

La entrega de medicamentos y despensas fue anunciada por el regidor Janix, en su cuenta de Facebook con la leyenda “Con estas medicinas llegamos a la meta de 6,000 medicamentos entregados!!! Y gracias a las donaciones de muchas personas y empresas, seguiremos hasta llegar a 10,000!!!”.

Hasta ahí todo está bien, salvo que, por ser ésta una de las ciudades del país con mayor contagio de Covid-19, todo lo que se refiera al uso de medicamentos debe estar controlado.

El regidor haría bien en aclarar la procedencia de los insumos entregados a las familias (podría hacerlo mostrando las recetas con el nombre, cédula y firma del profesional médico responsable, la dosis recetada y su gramaje, así como el nombre de a quién o quiénes destinaron las medicinas).

Con toda certeza que Isaac Janix debe saber que uso indiscriminado de cualquier medicamento sin previa prescripción médica del tratamiento puede causar reacciones adversas, efectos secundarios que pueden ser graves.

Transparentar este asunto espinoso es imperioso. Es simple, puede hacerlo presentando las facturas de adquisición o comprobante de los donativos así como la lista de las familias a quienes se hizo entrega de bolsas con las medicinas ¿Quién lo financió?

Tras larga discusión y cuestionamientos, durante la cuadragésima sesión virtual de Cabildo, los homólogos del regidor le solicitaron sumarlos al esfuerzo de distribución, de lo cual se entiende que no hubo ningún acuerdo.

Esto, para impedir suspicacias o que se especule, como ya sucede, algo que de omitirse podría terminar en la intervención de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que no termine en escándalo algo que, de no aclararse, pudiera configurarse como presunto tráfico de drogas.

La versión más leve es que las medicinas habrían pasado primero por el consultorio del médico general Fernando Baeza Ostos, quien sólo los vio pasar porque de inmediato fueron depositadas en una bodega donde permanecieron hasta ser entregadas al regidor, su destinatario real y, por lo delicado del tema se manejó con aparente discreción.

La procedencia de los insumos se dice que es de una dependencia oficial en Chetumal. La duda sobre la probable vinculación y uso de estos materiales con los recursos que la Federación destinó a los estados para enfrentar la pandemia, es por el supuesto de la intención de darle un uso político distinto al de apoyar las necesidades sanitarias de las familias.

Considerando que ya se dice que se trata de un acto anticipado de campaña, es difícil evitar los dimes y diretes cuando estamos próximo a iniciar un proceso electoral, como dijo el Legislador Muñoz Ledo: “el imperio de la corrupción se instaló en la pandemia” y se ha generado mucho ruido alrededor del tema, de ahí que lo mejor y más recomendable sea la comprobación y transparencia de las donaciones que frene a los malpensados por tratarse de un tema delicado de Salud Pública.

Pero en la crisis sanitaria no todo es pérdida para todos, todavía existen quienes se benefician. Cayó como anillo al dedo a quienes vieron la ocasión de aprovechar la ausencia de visitantes y molestos habitantes paseando por los arenales para sus construcciones.

La casi solitaria avenida Kukulcán, donde por obvias razones sólo transitan con libertad los agentes del orden que, en casos como este de contingencia sanitaria, mucho no pueden hacer para evitar los abusos de algunos consorcios.

Pese a la probable violación de los términos de los permisos de construcción de los concesionarios del Grupo Grand Solaris que levantarán su complejo hotelero en la zona conocida como Playa Delfines. Ante el rechazo manifiesto de los habitantes y organizaciones ambientalistas, el Cabildo benitojuarense determinó realizar una minuciosa revisión de los permisos, porque sus dueños se han esforzado en proceder en forma irregular elevando la barda perimetral a tres metros, del metro y medio permitido originalmente.

No servirá de mucho el esfuerzo colectivo de los habitantes si desde la propia autoridad se rompen las reglas y se instaura una especie de anarquía donde se vive bajo el rigor de la ley del más fuerte, por injusto e ilegal que esto sea.

Por si todo lo anterior es como para pedir esquina, también en San Juan hace aire y la Iglesia Católica ya se quejó de la apretada situación que enfrenta derivada de la pandemia, por lo que el obispo auxiliar de Monterrey Alfonso G. Miranda Guardiola, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), aceptó que la institución religiosa ha tenido que solicitar préstamos a todo mundo incluido al empresariado para no tener que despedir a sus empleados y poder pagar la nómina ¡Quién lo diría!

El importante dato del nivel de gravedad de la situación que se refleja en la economía de la grey religiosa, es que los capellanes imploran caridad a fieles y empresarios para que procedan a entregar su diezmo como Dios manda, mediante módico deposito bancario.

Tristes porque aseguran no tener para su supervivencia, ni para el pago de las contribuciones y las misas ¡Oiga usted!, están más vacías que el bolsillo de los millones de desempleados.

En este sentido el presbítero Sergio Lara Soto, de la iglesia San Jorge Mártir en San Nicolás de los Garza en Nuevo León, también hizo lo propio al tiempo de solicitar a sus seguidores no descuidar la salud, les pidió tampoco olvidar las limosnas que pueden depositarle en una cuenta bancaria.

En este sentido, hubo un caso de extraordinaria sencillez y generosidad religiosa, se trató del director del Instituto Cumbres, el párroco Vicente Durán Pons, quien a inicios del mes optó por elevar sus plegarias y repartir bendiciones salvadoras a las pecaminosas almas descarriadas de Chetumal, desde una humilde avioneta.

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