Ciudad de México.- “¡Hoy tiembla!” era su frase y recordatorio con el que paramédicos de la Ciudad de México comenzaban cada jornada, para tener presente que siempre debían estar listos. No fue un sismo, lo que puso a prueba su capacidad para reaccionar ante una emergencia sanitaria, sino una pandemia, precisamente, la amenaza que creían más lejana.
Sus nombres son Rubén Rodríguez y Guido Sánchez. Sus agrupaciones Cruz Roja Mexicana y el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas, ERUM. Ellos son parte de los rostros del engranaje de la red de ambulancias en la Ciudad de México, que traslada a los pacientes con COVID-19.
Esta vez ni siquiera hay huéspedes y es casi nulo el personal de los hoteles. Visitantes y empleados fueron quienes dieron más apoyo y ánimo a los paramédicos, durante las labores de rescate en el sismo del 19-S. Sus recados hechos a manos con caritas sonrientes, en las que se leía “¡Muchas gracias! a nombre de México” eran muchas veces lo que podría alegrarles en un día, en el cual pasaron horas, bajo los escombros buscando a los sobrevivientes.
En tiempos de COVID-19 la realidad es muy distinta. Se van a la cama solos, despiertan solos y regresan solos a las ambulancias. Sus parejas son las que se han encargado de atender la casa y a los hijos, sin su apoyo incondicional, sería imposible estar en la primera línea de la pandemia. Los paramédicos llevan diez semanas de servicio sin descanso.
En el sismo del 19-S, para la semana cinco, ya estaban en tiempos de recuperación, mientras esta vez, apenas enfrentarán el pico más alto de atención.
En la primera semana, cada agrupación recibía uno o dos llamados de pacientes con COVID-19, pero hoy las agrupaciones tienen hasta 40 llamados en un mismo día.
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