Raúl Flores Martínez.
Mientas el gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, desvaría en sus declaraciones absurdas y condiciona sus respuestas a determinados medios de comunicación, el crimen organizado se prepara para entrar de lleno al estado.
Un análisis de la Guardia Nacional, señala que en Puebla están incrustadas algunas células de los extintos Zetas y Familia Nueva Michoacana que ha tomado el poder en la entidad.
Sin embargo, se prevé en los próximos meses una incursión del Cártel Jalisco Nueva Generación con la finalidad de tomar el control del huachicol.
Algunas células de los Zetas operan en Palmar de Bravo, Cañada Morelos, Ciudad de Puebla, San Andrés Cholula y San Martín Texmelucan.
En el caso de la ciudad de Puebla el diagnóstico es preocupante: Puebla Capital, representa uno de los objetivos prioritarios del CJNG.
La capital poblana tiene diversas conexiones directas con otras entidades, a su vez tiene entre sus ciudadanos a gerentes y personal de alto cargo de las empresas que están establecidas en la entidad.
Por si fuera poco, es una ciudad turística, donde les dejaría dinero a manos llenas por el llamado cobro de piso que se puede aplicar a los comerciantes poblanos.
Es tiempo de que el gobernador deje a un lado, las penosas declaraciones sobre el Covid 19 y se ponga a trabajar en una estrategia de seguridad para su estado; de lo contrario, estamos ante el umbral de un Guanajuato poblano.
Es tiempo de que voltee a ver a sus ciudadanos y deje sus absurdas declaraciones de borrachos de barriada para que se ponga a trabajar por el bienestar de la sociedad.
Ya está avisado por la Federación, sobre la entrada del CJNG, esperemos que se frene esa incursión de lo contrario Puebla será una narcoentidad del crimen organizado.
