Raúl Flores Martínez.
Algo que muy pocos saben, son las repercusiones que se tiene al saludar o simpatizar con un grupo delictivo en México.
El domingo el Presidente Andrés Manuel López Obrador, saludó a doña María Consuelo Loera López, madre del “Chapo” Guzmán en Badiraguato y ahí exhibió su constante contacto.
Ese acercamiento, créalo ha generado ámpula dentro de las organizaciones delictivas del país; sobre todo de las enemigas del Cártel del Pacífico, como el Cártel Jalisco Nueva Generación o Beltrán Leyva.
Dentro del decálogo del crimen organizado en México, quien simpatice con una organización criminal contraria, en automático se convierte en el enemigo, de inmediato se tendrán las repercusiones.
Quizá por el Covid 19 hemos perdido el foco a los temas de inseguridad, temas como el enfrentamiento que se dio ayer en Valle Hermoso, Tamaulipas, entre los sicarios denominado “Tropa del Infierno” del Cártel del Noreste con integrantes del Ejército.
Temas de inseguridad que se acrecentará en las próximas semanas con la entrada del CJNG a Tamaulipas que generarán enfrentamientos despiadados.
El código del crimen organizado en México, es simple, “estás conmigo o contra mí”, algo que utiliza frecuentemente el mandatario mexicano que a vista de muchos, es simpatizante del Cártel del Pacífico.
Dejemos que pasen los meses y se verán las repercusiones de ese saludo en público entre la madre del quien fuera el enemigo público número uno de Estados Unidos y el Presidente López Obrador.
Y como siempre, tarde en su estrategia de comunicación, el gobierno Federal soltó algunos datos de la Unidad de Inteligencia Financiera en contra de las cuentas del Rafael Caro Quintero.
