Alejandro Rodríguez Cortés*.
La falta de crecimiento económico durante el primer año de gobierno -que es junto con la seguridad pública una de las dos materias ostensiblemente reprobadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador- viene asociada a un fenómeno perverso que debe atenderse: la falta de inversión productiva.
Aunque el discurso oficial presume los miles de millones de dólares que se invierten en instrumentos mexicanos de deuda atraídos por muy competitivos rendimientos financieros que nuestro país ofrece en el mercado internacional, la terrible caída en la inversión se refiere a aquellos recursos que se destinan directamente al desarrollo de infraestructura física: carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, parques industriales, etc…
Esa inversión fija bruta, así llamada por los economistas y econometristas, se ha desplomado dramáticamente en el último año, y es cada vez más evidente que mientras esa tendencia se mantenga, no podremos aspirar a recuperar un ritmo aún modesto de crecimiento y de desarrollo.
Por eso, veremos cada vez más discusiones en espacios de opinión y en redes sociales, sobre a quién culpar de que los capitales privados nacionales y extranjeros se mantengan pasmados en sus decisiones de inversión que tienen que ver con México.
Luego de varios anuncios presidenciales con fotografías incluidas al lado de hombres de empresa, el dinero no fluye y ello ya alimenta a los apologistas de la mal llamada Cuarta Transformación, que simplemente culpan a los empresarios de no querer invertir, ya sea por falta de voluntad y compromiso, o sugiriendo una suerte de complot para importunar y descarrilar a la administración lopezobradorista.
Y mientras tanto el sector privado organizado, que había mantenido más bien una posición cauta y hasta condescendiente con el gobierno de López Obrador, alzó ya duramente la voz en este trascendental tema.
Un pronunciamiento de la presidenta del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, Claudia Jañez, fue directo y sin tapujos: las grandes empresas del mundo que operan en México enfrentan dificultades para atraer inversión debido al discurso hostil del gobierno mexicano y a la falta de certidumbre en el cumplimiento de condiciones contractuales.
Más claro ni el agua: a los empresarios -y no nada más a los extranjeros, es importante subrayar- no les gusta el tono gubernamental que un día lanza un guiño al sector privado y otro despedaza la posibilidad de reanudar rondas de inversión en el sector energético. No ayuda el cambio de condiciones en la construcción de gasoductos, y menos los descalificativos a empresarios “rapaces” que supuestamente saquearon al país en el señalado como perverso periodo neoliberal.
Las declaraciones de Claudia Jañez, hechas con el presidente del Consejo Coordinador Empresarial a un lado de ella, también incluyeron una advertencia dramática: el nuevo tratado comercial norteamericano, el ratificado TMEC, no será la solución mágica a la ausencia de inversión.
Esto es, independientemente de las condiciones establecidas en el nuevo marco comercial con nuestros principales socios de la región, el gobierno mexicano debe moderar su tono pero, sobre todo, enviar señales de que existirán condiciones de certidumbre, despedazadas con la cancelación de la obra del aeropuerto internacional de la ciudad de México, en Texcoco.
Difícil, si consideramos que el discurso oficial sigue privilegiando la inversión pública en Petróleos Mexicanos y en la construcción de la Refinería de Dos Bocas, y que personajes como Rocío Nahle y Manuel Bartlett añoran tiempos de un Estado más interventor en la economía.
En fin, que independientemente del seguimiento puntual que tendremos que hacer este año 2020 del comportamiento del Producto Interno Bruto Nacional, en terreno negativo durante el año anterior, deberemos estar pendiente de las cifras que reporte el INEGI en materia de Inversión Fija Bruta.
Otra vez, la conclusión es que será un año muy difícil y complicado. Los medios de comunicación internacionales así lo señalan, a la par de manifestar incredulidad y hasta sorna por la rifa del avión presidencial que ni siquiera es propiedad del gobierno de México.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz
