Rubén Cortés.
El seguro hundimiento de parte del sector más instruido (y con poder de maniobra) de nuestra vida pública se debe a que insiste en el error de observar al presidente con el mismo prisma con el que observaba al México anterior a diciembre de 2018. Y argumenta:
–Hay leyes, no puede hacer aquello, el artículo tal se lo impide
–Eso es imposible, se va a echar encima a los empresarios
–Para nada; Estados Unidos no lo va a permitir
–No podrá, no tiene lana para eso
–Es insostenible que diga algo en la mañana y lo niegue en la tarde
–La gente está decepcionada, ya no quiere a Morena
–Sigue igual la corrupción, están peor la inseguridad y la economía
La mala noticia para esa parte del sector más instruido (y con poder de maniobra) de nuestra vida pública, es que el México que sigue viendo sólo existe en su memoria, pues el actual se rige por un sistema unipersonal, ya muy estructurado, de ordeno y mando.
Ese sector más instruido (y con poder de maniobra) de nuestra vida pública se pasmó por demasiado tiempo, cuando empezó a ver la facilidad con la cual el nuevo régimen capturó al Estado y modificó o destruyó, a las mismas instituciones que lo llevaron al poder.
Sin capacidad de reacción en más de un año, fue incapaz de reinventarse. Y casi carece de margen para hacerlo: es un sector que adelgaza cada minuto, tiene muy poca vitalidad y no tendrá más remedio que adherirse al simulacro para sobrevivir.
Tan no se reinventa que, en el tema de los partidos, PRI, PAN, PRD y MC no van en alianza opositora a las elecciones intermedias del próximo año, porque aún viven en 2018: sin entender que su ultima oportunidad de sobrevivencia es un Frente Amplio.
Con partidos extraviados, medios sin recursos y controlados, es un México en el que perviven sólo dos instituciones: la Corte y el INE; porque las demás ya se entregaron (CNDH, Conapred, CEAV) o están por hacerlo (IFAI, INAI, COFETEL, IFETEL).
En su más reciente embate, la Corte estuvo a la altura al tirar el fraude a la Constitución que perpetró el gobernador del partido en el poder en Baja California. Y esta semana el INE también ha estado a la altura, al enfrentar la ofensiva de Palacio para neutralizarlo.
Pero la Corte puede quedar para luego, hoy la prioridad de la 4T es impedir que sigan funcionando una autoridad administrativa electoral independiente (INE) y una autoridad electoral judicial (Tribunal Electoral).
Es lo único que falta en su estrategia de ajustar a todo el entramado del Estado al nuevo orden.
Se llama Gleichschaltung (coordinación).
