Raúl Flores Martínez.
La pandemia del covid en México, ha dejado un saldo de 33 mil 526 muertos en el país, un saldo que está dejando mucho que desear en la nueva normalidad en la ciudad de México y Estado de México que aumentará la cifra de decesos en las próximas semanas.
Aumentará por una sencilla razón, el valemadrismo de los ciudadanos que hasta parecen que tienen una enorme necesidad de ir a las plazas comerciales a saturarlas, solo para distraerse porque están aburridos.
Ese tipo de valemadrismo, es el que está contagiando y expandiendo más la pandemia que conforme pasan los días se hará más extensa hasta, incluso a finales de año; mientras sigue creciendo la cifra de muertos.
Ojalá que con esta actividad que se está dando en los últimos días, también se contagie en las dependencias de los dos gobiernos que han dejado a un lado diversos temas que se van incrementando conforme pasan los días.
Entre los temas pendientes están la sustracción, retención de menores de edad, además de las investigaciones sobre personas desaparecidas, bajo pretexto de la pandemia.
En los últimos tres meses el fenómeno de la sustracción de menores se está dando, debido a que los juzgados de los tribunales de la CDMX y Edomex, no están laborando en su totalidad, algo que dificulta las denuncias de las madres o padres que les han concedido la Guarda y Custodia del menor.
Denuncias que van acompañadas con otras al ministerio público por amenazas, violencia, que al igual que en los juzgados, no se pueden realizar por el llamado Home Office que se realiza para que no se contagien los funcionarios.
En los últimos días me he enterado de dos casos que vale la pena contar aquí, sobre la sustracción y el robo de un menor por sus abuelos paternos. El primer caso es el de Liliana León, cuyo calvario comienza con un juicio por la Guarda y Custodia que le fue concedida, algo que le generó coraje al padre del menor que sustrajo a su hijo, el pasado 2 de mayo.
Tras la denuncia correspondiente y acudir a los juzgados de lo familiar y ministerios públicos, la respuesta es la misma, por la pandemia no se está trabajando.
Han pasado dos meses y hasta el momento el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, no libra una orden de aprehensión contra Rodolfo Ernesto Cervantes, padre del menor, quien perdió todo derecho sobre el menor. Aún así, amenaza a la madre del menor con esparcir cada parte de su cuerpo sobre la calle, si continúa con la denuncia.
Algo similar vive en estos días Gabriela Sánchez, a quien le robaron a su hijo de siete meses de edad, los abuelos paternos, el 8 de marzo del año en curso. Cabe destacar que el padre de este pequeño desde el momento de la concepción, no lo quiso reconocer.
Durante tres meses acudió puntualmente al ministerio Público para tratar de denunciar la sustracción. Para ello le exigen un abogado que no puede pagar, debido a que perdió su empleo ante los cierres masivos de negocios.
Esto es lo que se vive detrás de la pandemia, una pandemia que se prolonga como una agonía en un país que antepuso el tema político al tema de salud, ya en algunos meses nos daremos cuenta de lo que digo.
