Urzúa y la 4T: el que sabe, sabe

Rubén Cortés. 

Él usa la palabra ‘neoliberal’ como un insulto. En lugar de ‘pendejo’ o ‘chinga tu madre’, dice ‘neoliberal’ porque generalmente no dice malas palabras. Es absurda la manera en cómo él y Morena emplean el término. La economía mexicana es totalmente neoliberal. 

Así dice del presidente Carlos Urzúa, en la notable entrevista con El País: un gran diagnóstico de los primeros 18 meses de este gobierno. Tiene fragmentos que son avisos de un fracaso anunciado: 

El estado de la economía es malo. El gobierno no tiene dinero. La recaudación tributaria es del 14% del PIB. Con una recaudación así, a no ser que tengas ganancias extras muy grandes por derechos de hidrocarburos o del cobre, como en Chile, no va a salir bien nada. Demasiado poco dinero para la magnitud de los problemas que enfrentas. 

La falta de dinero está germinando un enfrentamiento entre los gobiernos estatales y el federal. La gran mayoría de los ingresos estatales proviene de las participaciones federales, que dependen de cuánto recaudas y en este momento todo se esta cayendo. 

El asunto de las pensiones es una bomba que va a estallar. Estamos castigando la formalidad, a los empresarios, a los trabajadores. Seguimos insistiendo en que deben estar cotizando en la seguridad social cuando no tienen dinero, no tienen capital de trabajo, están mermando la poca riqueza que tendrán en el futuro, y posiblemente pongan en riesgo su situación de servicios médicos cuando estén viejos. 

El gobierno ha mostrado una frialdad que pocos gobiernos podrían haber mostrado con lo que está pasando.

Debió haber subsidiado el empleo formal, al menos pagando las contribuciones del trabajador y del empresario hasta, digamos, cinco salarios mínimos, y también ayudando a esta gente que está acudiendo a sus afores, y dando eso que está retirando, devolviéndolo, al menos cambiando la ley para que no se necesiten mil 250 semanas para poder tener servicios médicos ya viejo. 

El enfrentamiento con el sector privado sería casi la puntilla para la economía. Del 22,4% del PIB de inversión en 2018, 19,1% fue privada, nacional y extranjera, y 3,3% pública. Cuando termina 2019, era 20,2%. Cae la inversión pública de 3,3% a 2,8% porque no hay dinero ni espacio fiscal. 

La baja de la inversión privada de 19,1% a 17,9% es el signo más peligroso. Una cifra dramática. Explica la falta de confianza del sector privado. 

Lo dice el titular de Hacienda con quien arrancó la 4T. Que renunció porque “se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento, me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública”. 

Guardemos su diagnóstico. Porque la historia no perdona.

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