Francisco Garfias.
Hace algunas semanas Ricardo Monreal nos comentó que después de la gira del presidente López Obrador a Washington se iniciaría una nueva etapa en las relaciones con los empresarios.
La mañanera de ayer parece haber dado el banderazo a esa nueva etapa. Presenciamos algo que no se ve a menudo en la 4T: El aval de gobierno, empresarios y obreros a la reforma que mejora las pensiones.
Algo más: AMLO no tuvo empacho en ponerle una “estrellita” a Carlos Salazar Lomelí, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, a quien no recibía desde hace meses por unas declaraciones mal entendidas y peor interpretadas.
El presidente también le puso un tache al gobernador morenista de Baja California, Jaime Bonilla, por expedir un decreto que elimina el cobro en la caseta de la carretera Playas Tijuana que es federal.
“Ya presentamos una controversia constitucional y va a ser el Poder Judicial el que va a resolver sobre este caso”, revelo AMLO.
El toque de pluralidad se completó con la presencia en Palacio Nacional del senador priista Carlos Aceves del Olmo, líder de la CTM.
No recuerdo ningún dirigente o legislador de oposición que haya hablado o, siquiera asistido, a una mañanera de AMLO.
De su presencia allí, Aceves del Olmo escribió en twiter: “Asistí a la conferencia mañanera para presentar de forma tripartita, una propuesta de reforma el sistema de Afores que mejora la calidad de vida de las y los trabajadores”.
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Otra buena noticia se produjo en la Cámara de Diputados. No hubo imposición de Morena en la elección de los nuevos consejeros del INE.
Los cuatro lograron cómodamente la mayoría calificada requerida: 399 votos a favor, cinco abstenciones y cinco en contra del PT, obviamente.
Los nuevos integrantes del Consejo General del Instituto son Norma Irene Cruz Magaña, Carla Humprey Jordan, Jose Martín Faz Mora y Uuc-Kib Espadas.
Los cuatro cuentan con “honestidad, capacidad acreditada, la independencia y el carácter”, según Juan Carlos Romero Hicks, coordinador de los diputados del PAN.
El proceso fue tan aseado que hasta el rebelde John Ackerman no tuvo más remedio que “celebrar” los perfiles elegidos, salvo el de Carla Humprey, a quien asocia con el PAN.
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Tres prietos en el arroz:
Uno: El bochorno que le hizo pasar el presidente al Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, por haber dicho a los industriales que el uso del cubrebocas es crucial para la recuperación económica.
“Está muy desproporcionado… si fuese el cubrebocas una opción para la reactivación de la economía, pues me lo pongo de inmediato, pero no es así”, comentó, entre risas, el presidente.
Dos: El aferre que muestra el primer mandatario de comprar los medicamentos en el extranjero, bajo pretexto de que hay corrupción.
La pregunta: ¿Por qué en lugar de hacernos dependientes del extranjero en materia de medicamentos no castiga a los corruptos y apoya a las farmacéuticas mexicanas que producen los genéricos?
Tres: las presiones para que desaparezcan 44 fideicomisos heredados del “neoliberalismo” que, según él, son fuente de corrupción. En esos fideicomisos están el FONDEN, FONCA, FINCINE, Ayuda al deporte de alto rendimiento…
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Este es un SOS para el canciller Marcelo Ebrard. Mañana se cumple un año que el cuerpo de Omar Cervantes, un veracruzano de 42 años asentado en Tlaxcala, fue encontrado en un rancho de Texas. Es la hora que su familia no ha podido repatriarlo.
Su esposa, Laura Muñoz, ha acudido a Atención a Migrantes, a la Cancillería, a las autoridades estadunidenses. Les dicen que el Covid -19 ha retrasado los trámites y que hay que esperar.
Omar se fue de México, como muchos otros, por falta de oportunidades. Había decidido emigrar a Estados Unidos en busca de una mejor vida, pero en el camino encontró la muerte.
Un zapato, su credencial de elector y un celular sirvieron para identificar sus restos. El forense de Texas se comunicó con su esposa para dar cuenta del hallazgo.
Días antes, una pollera sin escrúpulos le dijo a Laura que su esposo “ya no pudo caminar y se quedó”. Colgó y nunca más le contestó.
Omar deja en el desamparo a su esposa y a una hija de diez años que todavía no sabe qué ocurrió.
Laura le ha dicho que su papá está “perdido”. La niña tiene apiladas un montón de cartas que le quiere entregar “cuando regrese”.
El Colectivo de Deportados Unidos en Lucha, que encabeza Ana Laura López, ha acompañado a la señora Muñoz, 42 años, en su lucha por recuperar el cuerpo de su marido, pero ni así…
FIN.