Carlos J. Pérez García.
Una lección de mi experiencia en el servicio público sería que la lealtad es fundamental, pero también la eficacia para obtener resultados… todo ello en un robusto marco de honestidad. Nuestro país muestra un claro deterioro en el segundo de esos factores, sin avances en el tercero más allá del discurso presidencial.
Miren, el autoengaño no salva a los líderes históricos o mesiánicos, sobre todo populistas como los actuales en México, Estados Unidos y Brasil. De hecho, los ayuda a impulsarse y más adelante a extinguirse.
Resalta el caso de las reacciones y estrategias tan deficientes de López Obrador y el doctor López-Gatell ante la pandemia: son demasiadas y muy graves sus fallas, falsedades y frustraciones. Han acreditado lealtad mutua pero a costa de eficacia y resultados, con lo que el sobreprotegido vocero busca culpables y su jefe se hace tonto entre algunos autoelogios.
A su vez, hacia las próximas elecciones nacionales y locales se registran ciertos puntos de interés. Junto a la renovación total de la Cámara de Diputados y sus implicaciones para la perspectiva de la llamada 4T, habrá elecciones de gobernadores en 15 estados del país. De esas entidades el PRI gobierna 8 y podrá perder varias, mientras que Morena tiene hoy sólo una y va a aumentar otras a partir de lo sucedido en 2018 (a medio sexenio de los mandatarios actuales).
No está claro cuáles van a ser los efectos de la creciente crisis política y económica sobre las elecciones el año próximo. La probable inestabilidad no ayudará nada a nivel local o federal: ni en el proceso electoral ni en la operación posterior de los nuevos ejecutivos o legisladores, justo cuando el país necesita salidas sostenibles.
A nivel internacional, trascienden los escándalos de corrupción e ineptitud en el entorno presidencial, aparte de que lo electoral en Estados Unidos sugiere pasajes difíciles para México en el marco de la apuesta lopezobradorista por Donald Trump, quien se ve desprestigiado y rezagado en las encuestas ante Joe Biden y la extraordinaria Kamala Harris.
También la libertad de expresión se ve amenazada en los casos de las revistas Nexos y Proceso o los periódicos El Financiero, Reforma y El Universal, aunque se nieguen o frenen los ataques. Perturba aún más la guerra de videos y develamientos como distractores de efectos inciertos.
En fin, frente a virtudes que descubren sus fieles admiradores sin aceptar cuestionamientos, resultan evidentes y reveladores los defectos que el presidente nos confirma día a día. Son largos los listados y no es necesario repetirlos ahora.
Se van materializando las tragedias y catástrofes, los dramas y desastres de los que con desazón hemos advertido aquí sobre todo en lo económico (desempleo, pobreza) y lo sanitario (ansiedad, enfermedad, muerte), inclusive en mayor grado que lo que veíamos hace algunos meses. No pierdo la esperanza de equivocarme, al menos en cuanto a la gravedad y duración, pero les pido a los lectores que en unos meses me digan si tenía razón o no al usar esas duras palabras. Sin límites, aceptaré mis yerros.
Respecto a la reactivación productiva habremos de decidir si le creemos al prestigiado Banco de México y al diario Financial Times, o bien a un conocido anti-economista mexicano. ¡Tan sencillo!
Buena parte del problema radica en que no sólo caen en múltiples equívocos y mentiras, sino que después tienen que sostenerse y pierden así la posibilidad de corregir o modificar el camino que han tomado. Con el autoengaño se refuerzan las tendencias negativas de grandes costos para el país.
Cuando alguien miente demasiado se acostumbra y tiende a confundirse o incluso convencerse de que esa es la verdad: se cree sus propios inventos y todo lo que ello implica. No miente AMLO al decir que es el más atacado (criticado) de la historia, pero eso ¡se lo ha ganado a pulso! a partir de sus ataques o descalificaciones, sus errores y falsedades o sus distracciones para evadir.
Claro, las muertes y el hambre serán mucho más importantes que sus informes o sus rifas poco serias.
@cpgarcieral
