José C. Serrano.

Olga Wornat, periodista y escritora argentina, con estancias reiteradas en tierras mexicanas, ha publicado bajo el sello de editorial Planeta, el libro Felipe, el oscuro. Secretos, intrigas y traiciones del sexenio más sangriento de México.

Aclara que el texto fue escrito entre 2011 y 2012 y, que no es una biografía de Felipe de Jesús Calderón Honojosa, responsable del trágico derrumbe del país y cómplice de actos criminales de sus funcionarios; más bien, es una pintura del sexenio más triste y devastador del México contemporáneo. Es una historia de traiciones, codicias, contubernios, amores y odio, intrigas y muerte.

Un paseo gozoso por las páginas de la Historia de México propicia establecer una conexión entre vidas paralelas. En este caso, la de Victoriano Huerta y la de Felipe Calderón.

José Victoriano Huerta Márquez, oriundo de Colotlán, Jalisco, conoció en sus años de adolescente al general Donato Guerra, quien lo apoyó para que ingresara al Colegio Militar en calidad de becario. Al graduarse fue comisionado al Cuerpo de Ingenieros y desempeñó labores topográficas en regiones de Puebla y Veracruz.

Para el año de 1890, a la edad de 40 años, Huerta había alcanzado el grado de coronel , y siete años más tarde comenzaría una larga trayectoria en el combate a las rebeliones indígenas que se generaban en todo el país: combatió a los yaquis en Sonora y a los mayas de Yucatán y Quinata Roo.

Tras concluir su campaña en la Península de Yucatán, Huerta recibió el grado de general brigadier y fue nombrado miembro de la Suprema Corte Militar de la Nación, gracias al respaldo de su amigo el general Bernardo Reyes. Al asumir la titularidad del Poder Ejecutivo, Francisco I. Madero colocó a José Victoriano al mando de las tropas del gobierno federal. Más tarde, Huerta a la sombra de las sublevaciones en el ejército traicionó al presidente Madero y se autonombró jefe del Ejecutivo. Por órdenes de El Chacal, el 22 de febrero de 1913 Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron arteramente ejecutados.

Victoriano Huerta, mareado por los humos del alcohol, militarizó la vida del país. Una de las peores iniciativas del jalisciense fue encargar al ejército la educación de los niños y jóvenes de México: los militares sustituyeron a los profesores de carrera en los planteles públicos.

Los biógrafos de Victoriano Huerta consignan en sus escritos que el jalisciense llevaba una vida desordenada, caracterizada por su afición al coñac, bebida que consumía en grandes cantidades. Tal exceso lo condujo a la muerte por cirrosis hepática a la edad de 63 años en el hospital Providence de Fort Bliss Condado de El Paso Texas, el 13 de enero de 1916. Sus biógrafos han dejado evidencias de la adicción de El Chacal a la marihuana.

Manuel Espino, exmilitante del Partido Acción Nacional (PAN), le cuenta a la periodista Olga Wornat que, cuando Felipe se recibió de abogado asistieron a una comida en Coyoacán. “Esa vez comenzamos a tomar temprano y en un momento él estaba bien borracho y se subió al puente de Xoco con unas chelas, y decía que se iba a tirar porque Margarita no le hacía caso. Antonio Zepeda y yo evitamos que se tirara. Estaba muy triste y repetía: ¿Por qué no me quiere? ¿Qué hice mal? Si lo único que hago es tratar de complacerla -cuenta por su parte- el expanista Francisco Solís Peón, mejor conocido como Pancho Cachondo“.

Solís Peón conoció a Felipe por medio de Carlos Castillo Peraza, intelectual , doctrinario serio, dirigente del partido y, varias veces traicionado por Felipe de Jesús. Solís fue muy amigo de Margarita y es de los poquísimos que conoce la intimidad de la pareja desde tiempos lejanos. Francisco Solís formó parte de la pandilla de panistas de la Libre de Derecho.

Durante el mandato de Calderón Hinojosa ocurrieron dos accidentes aéreos, que no han sido suficientemente esclarecidos en los que perdieron la vida sendos secretarios de Gobernación y servidores públicos de alto nivel, quienes los acompañaban: Juan Camilo Mouriño Terrazo y Francisco Blake Mora (noviembre de 2008 y noviembre de 2011, respectivamente). En el vuelo de Mouriño iba José Luis Santiago Vasconcelos, titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), adscrita a la Procuraduría General de la República (PGR) y, en el vuelo de Blake Mora iba Felipe Zamora Castro, titular de la Subsecretaría de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (SEGOB).

Estos acompañantes fallecidos conocían a detalle los secretos, intrigas y traiciones que caracterizaron a la administración calderonista. Particularmente, Santiago Vasconcelos, tenía sobre su escritorio líneas de investigación que señalaban los vínculos perversos entre Genaro García Luna y Joaquín El Chapo Guzmán Loera. A victoriano y a Felipe los hermana una personalidad criminógena.

 

 

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