Rubén Cortés.

Asustada por un jefe del Ejecutivo que controla al poder que debe garantizar la seguridad jurídica de su lana, la IP volvió ayer a hacer juego al gobierno en un anuncio de inversiones en infraestructura sin estímulos fiscales ni proyectos en las energías del futuro.

Son únicamente 32 proyectos de los 147 que habían anunciado el gobierno y los empresarios en noviembre pasado, quedando en el aire las grandes inversiones. En realidad, ambos bandos están simulando mientras cada uno hace sus jugadas mediatas: 

1.- El presidente, en lo que logra que le aprueben leyes para aumentar su control personal sobre una nueva organización administrativa del país, y la modificación del sistema socioeconómico para amarrar la estatización de la economía. 

2.- Los empresarios que no pertenecen a la docena de favoritos del presidente, en lo que consiguen sacar sus capitales del país e instalan a sus familias en lugar seguro, porque avistan el socialismo desde sus privilegiados puntos de observación.

3.- La oligarquía de los privilegiados empresarios predilectos del régimen (especialmente los ocho que invitó a su viaje a Washington), acaparando la inversión estatal que va quedando, antes de que quede menos para repartirles. 

4.- La oligarquía que acompañó al presidente a la cena en la Casa Blanca (aprovechando lo que ocurre para que la mayoría del empresariado se vaya por la falta de certeza jurídica) pero con plan de escape preparado para sus capitales y sus familias.

Lo triste es que funcionarios de Hacienda y empresarios saben que mientras ellos hacen su juego de espejos frente al mandatario, el país entra en una crisis económica de dimensiones que muy pronto serán incuantificable. 

Porque esos 32 proyectos (más las obras públicas sin licitación que otorga el gobierno a los empresarios de la cena en la Casa Blanca) son insuficientes para generar la inversión privada del 25 por ciento del PIB que necesita cualquier país para crecer. 

El presidente dijo en la ONU que todo se resolverá con el T-MEC, pero pocos empresarios estadounidenses y canadienses van a invertir en un país de oligarcas, y de un presidente con control personal y sin contrapesos sobre la economía. 

No se puede olvidar que el populismo (y el gobierno de México es populista allí donde los haya) propugna lo siguiente sobre la propiedad:

1.- Propiedad pública es la que pertenece al Estado

2.- Propiedad social es la que pertenece al pueblo y a las futuras generaciones, y es manejada por el Estado en el nombre de los nacidos y de los que están por nacer.

3.- Propiedad colectiva es la que pertenece a los grupos sociales.

4.- Propiedad mixta es la que pertenece al Estado y al pueblo; y a los particulares. 

Es decir: el Estado primero.

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